Diario de León

Creado:

Actualizado:

SUELE LLAMARSE evento hoy a todo sarao o componenda de figurantes, i-nauguraciones de tiendas con modelo sin bragas, actos promocionales, presentaciones o fastos de lucimiento. «Suceso o acontecimiento imprevisto», dice el diccionario de evento; cierto es que más de cien eventos deberían encajarse en las páginas de la cuchillada y del siniestro. Como evento se definió la inauguración del Forum barcelonés -operación urbanística con adorno de galería en sus comienzos para que nadie se atragante- y Pablo Castellanos en tertulia rizó la definición y atinó con el concepto; «eventosidad». Puro viento es mucho de lo que hoy se ofrece como cultura, humo, niebla de confusión y vanguardias que son plagio de sí mismas (y en sí mismas, efímera cosa, bulto de cuneta mañana). La cultura, como la política, se nos muestra hoy como simple espectáculo, montaje espectacular. Así derrota el arte, el teatro, las instalaciones, performances, agitaciones y gaseosa de ensayos con cafe oscuro para que parezca cocacola. Un ayuntamiento cree que cultura es traer al cantante de moda, al artista del escándalo o una carrera de motos de pedo libre. Un museo puede apostar por la fealdad y la provocación y se apunta el tanto de lo moderno (perdón, contemporáneo). Un pintor planta un cagarro sobre la sonrisa de Mona Lisa o dentro de una custodia y pasa por genial desmitificación. Dore Ashton, una de las críticas de arte más reputadas de América, está desolada ante el panorama actual del arte y se duele de que a la imaginación o a la ocurrencia lo llaman arte que como tal ensalzan quienes le ponen precio y especulación al cuento. Ya no hay grupo de teatro que se precie que no necesite un andamiaje descomunal o escandalosa ferralla siderúrgica para sus montajes. Un pintor comprensible no es pintor. Una música que no raye las tripas es decadencia. Lo que curioso es que todos estos eventos (idades) se paguen casi siempre con dinero público, tela de todos, más madera, el tesoro soporta. Los grandes bancos se cuidan muy mucho cuando tienen que invertir en fondos artísticos. Compran valor (y mierda valorada, que es lo mismo) mientras un Musac castellanoleonés nos hiela el presupuesto con alaskas y exploraciones del abismo. Hay dinero público. Pagamos bien el pato y el flato.

tracking