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El heredero a la corona y su prometida comieron en La Moncloa con los miembros del Gobierno

El Príncipe y Letizia ratifican su actitud de «servicio a todos los españoles»

Rodríguez Zapatero citó algunas frases de Borges para desear felicidad a la pareja real

Publicado por
Tomás García Yebra - madrid
León

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José Luis Rodríguez Zapatero alzó la copa de cava y dijo: «Que su felicidad sea el espejo de la felicidad de todos los españoles». Con este brindis, el presidente del Ejecutivo quiso transmitir al príncipe Felipe y a su prometida, Letizia Ortiz, el sentir del Gobierno y el suyo propio durante un almuerzo ofrecido por el Gobierno en el Palacio de la Moncloa. Este ha sido el último acto institucional de la real pareja antes de su boda el próximo sábado. En su escueta intervención, Zapatero recordó el poema Los justos, del escritor argentino Jorge Luis Borges. En sus versos, Borges considera justos a aquellos que «prefieren que los otros tengan razón». Zapatero también se refirió a Borges para recordar que «sólo aman los que comparten». El Príncipe habló de la «ilusión» por su boda, pero no olvidó la trascendencia política e institucional que representa su enlace con la Letizia Ortiz. «El comportamiento de los futuros Príncipes de Asturias será el de permanente servicio a los españoles», resaltó el heredero de la Corona. Con este acto, la pareja real cierra una apretada agenda de agradecimientos a diferentes administraciones públicas implicadas en la organización de su boda. Primero se reunieron con el ayuntamiento madrileño, más tarde con la comunidad y ayer con el Ejecutivo, donde asistieron todos los ministros excepto el de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, por hallarse en Bruselas. Tampoco estuvieron presentes las esposas de los ministros ni los maridos de las ministras. La única consorte que compartió mesa y mantel con los invitados reales fue Sonsoles Espinosa, esposa del presidente del Gobierno. En el almuerzo degustaron pañuelitos de bogavante con salsa de carabineros, solomillo de buey al queso picón de Tresviso y, de postre, espuma de chocolate. Para beber, vino albariño para el primer plato (Terras Gaudas) y Rioja para el segundo (Imperial gran reserva del 95). Los ministros comenzaron a aparecer en La Moncloa poco antes de las 14 horas. El primero en descender del coche fue el de Defensa, José Bono. El Príncipe estuvo flaqueado por Sonsoles Espinosa y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Letizia Ortiz iba vestida con un traje de chaqueta cruzada, en tonos vainilla, y falda rematada con volantes tipo charlestón. La mujer de Zapatero lucía un sencillo vestido en tonos coral, abotonado en uno de los lados. Tras los saludos y el posado para los fotógrafos, la pareja y los anfitriones se dirigieron al Salón de Columnas y Tapices, donde tendría lugar el almuerzo. Momentos antes, el futuro Felipe VI y su prometida -acompañados por el jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, y del secretario del Príncipe, Jaime Alfonsín- firmaron en el libro de honor de visitas ilustres y departieron con los miembros del Gobierno.