Los poderosos

EL MARIDO de la Botella se ha montado una visita humanitaria a Washington para consolar a un Rumsfeld a quien el establishment del odio acusa de torturador. A estas alturas de la película, a nadie le extraña que el caudillo humanitario se empecine en el mal -y en el mal gusto- ni que lo aplaudan los suyos, de los que, no nos engañemos, él no era la enfermedad sino el síntoma. La prueba del aplauso es que Mayor Oreja ha respondido por alusiones y ha iniciado un debate nuevo. Siguen los efectos benéficos de la Era Bambi: la derechona montaraz empieza a interesarse por la política internacional. A este ritmo de progreso, es capaz hasta de aprender buenos modales. Pero Mayor debería tranquilizarse. Zapatero, que piensa en todo (¡qué bueno es!) ya ha previsto compensar la violencia de género que sufren los ex presidentes haciéndolos a todos, hayan sido buenos o malos, «patrimonio de la hispanidad». Hispanidad que, aparte de pequeños sofocos, está contenta por ser reflejo o espejo, o al revés -también lo dijo Zapatero, que está en todo,- de la felicidad de la princesa Ortiz, a punto de iniciar el bodorrio de la Almudena. El Gobierno, o el Ayuntamiento, hacen todo lo que pueden por mantener el nivel de horterez que corresponde a una boda de todos los españoles. Dicen que la música de Mozart Cano está producida por Gallardón, aunque los lectores con memoria recuerden tal vez que, en sus años más mozos, el príncipe Felipe, como los adolescentes de entonces, reconoció que le gustaba Mecano. Dicen que las pinturas de Argüello están producidas por Rouco. Al parecer, el Gobierno pone la seguridad y los buenos deseos, la Casa Real pone al príncipe y la madre de Letizia pone a la princesa. Los españoles ponen la ilusión. Llevan muchos años de telebasura. Y mientras, en el mundo exterior, suceden pequeñas anécdotas. A cuenta del 11 S y del 11 M, Sharon está haciendo limpia. En la India, una Gandhi renuncia al trono por ser italiana como Berlusconi. La India «yóguica» es un país extremadamente violento y la Gandhi tenía un miedo justificado. A nosotros nos trae al fresco. Total, sólo son 1.200 millones de personas. ¡Ah,bueno! Rumsfeld almorzó con Aznar «y con algunas personas más». Se ha quedado muy consolado.