La teta y la urna

El Reino Unido es una nación de contrastes que jamás deja de sorprender, un país en el que se mezcla la vanguardia más sofisticada con los valores morales más retrógrados. Lo ocurrido estos días alrededor de un pezón y la Unión Europea es un ejemplo de ello. A primera vista parece que un pezón de mujer y el voto a las elecciones europeas poco tienen en común, y, sin embargo, esos dos conceptos se han visto intrínsecamente unidos en una polémica sobre sexualidad, moral, política y decadencia de la rancia. Vayamos por partes. De cara a las elecciones al parlamento europeo que tendrán lugar el próximo día 10 de junio, el departamento de audiovisuales del Parlamento Europeo ha lanzado un vídeo para ser emitido en los cines de los 25 países miembros. En el caso británico, el anuncio se emitirá en 2.200 cines del país, antes de la proyección de películas como Troya o la última entrega de Harry Potter. El eslógan del vídeo es: «Has votado desde que naciste, no te detengas ahora, elecciones al Parlamento Europeo...». Los ejecutores de la idea son centroeuropeos, de mentalidad avanzada y madura en todo lo que respecta a la sexualidad y las acciones fisiológicas humanas, por lo que introdujeron de la forma más normal imágenes de un bebé mamando del pecho de su madre. Pues bien, en lo que la mayoría de los europeos ven un mensaje alegórico, mejor o peor logrado, algo tan natural como el mamar de un niño o el pezón de una mujer, los británicos, muy protestantes y muy reprimidos, han visto un motivo pornográfico y sexual por el hecho de que se viera un pezón. Tanto escarnio han producido apenas unos segundos de fotogramas que los british (en concreto la Cinema Advertising Association) han decidido modificar el anuncio y lanzar una versión original y recatada en el que se ha sombreado el pezón con el objetivo de borrarlo y no herir la sensibilidad de los espectadores. El Nodo de la dictadura española hacía lo mismo, pero era más divertido. Al menos las mujeres aparecían con peineta y un Cristo entre los pechos. En The Guardian , alguien con aún un poco de sentido común, resumía magníficamente el hecho al indicar que «la eliminación del pezón es un golpe bajo a la esperanza de que los británicos adoptemos algún día una actitud madura sobre la desnudez y el sueño de que todos los estados miembros de la Unión Europea puedan un día estar de acuerdo en algo». Pero los hay todavía más extremistas, como por ejemplo los irlandeses, que han decidido eliminar el anuncio al completo de los cines de su país. Al menos ellos tienen la disculpa de contar en su seno con una de las iglesias católicas más conservadoras de todo el mundo. El tema de los pechos femeninos, el acto de amamantar a un bebé y los pezones aureolados ya había sido anteriormente motivo de hondas polémicas en el Reino Unido, como si la contemplación de esta imagen que ya los renacentistas aceptaban en sus cuadros fuera sinónimo de pornografía o el inicio de algún pensamiento que condujera a un acto de absoluta inmoralidad. Hace unos años, a la parlamentaria laborista Julia Down le fue prohibido poder amamantar a su bebé en los Cámara de los Comunes. Un portavoz de la compañía que realizó el vídeo indicó: «Yo pensaba que el debate sobre el amamantar en público había quedado resuelto en los años setenta y ochenta». Eso ocurrió en Europa, lugar al que los británicos le dedican escaso tiempo. El Reino Unido es diferente y a veces patético.