Diario de León

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ANTE UN MELÓN se pueden hacer tres cosas: abrirlo con riesgo cierto de llevarse una mala sorpresa, hacerle una cata con cuchillo desgraciando seguramente la fruta o sopesarlo con mucho tacto, esto es, presionando con el pulgar el culo o la cresta, que así lo hace quien sabe. Esto vino a decir el presidente de la Diputación ante el nuevo flirteo socialista y municipero con el leonesismo andante, rampante o derrapante, flirteo que se sustancia en la creación de un gobierno regional con la habilitación al efecto de catorce procuradores y trece diputados... más madera. Metida a melonera, esta tropa regada con agua de oportunismo para que le crezca el voto del leonés escocido en su huerto huérfano de surco ideológico o en su melonar mental, ha sacado un cuchillo matancero y se ha encarado al melón como si fuera un gocho inflado de morcillas y promesas de lechera. Esa lechera les asiste con su consejo y por eso dudaban si ordeñarle o apiolarle. Optaron por esto último. Para ello, y de acuerdo con la normativa vigente, procedieron a aturdir al melón para que no se desgañitara en el sacrificio ni pataleara con escandalera. Abierto en canal ese melón, resultó ser pepino verde. Lo desconcertantre es que, después de esta cuchillada sin vuelta atrás, se han puesto a cantar a quello de «yo me subí a un pepino verde por ver si la divisaba», respondiendo el coro «y sólo divisé el polvo del socio que me montaba», como refiriéndose a sus socios de gobierno municipal, upeleístas por demás, que también se han llamado a sorpresa y a rebrinque sulfurado porque con esta conversión (o perversión) del socialismo cazurro al placer solitario de la autonomía que bien se lame, más bien parece que la zorra se les ha metido en su gallinero empezando por los pollos y siguiendo por las pollas. La federación regional a la que pertenecen los socialistas leoneses también se llama a engaño o desconcierto y se reafirma en su vieja y aceptada definición autonomista de Castilla y León, aunque no amaga ni coscorrón a los propios que le están alborotando el charco, así que aquí todos parecen contentos; y a lo que sólo es guirigay y divorcio lo llaman diversidad, corrientes de opinión y valentía. Todo es bueno pal convento. Naturalmente, el gobierno regional que proponen tendría su sede en el Palacio de los Gañanes.

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