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El paisanaje

León solo, «cortao» o con leche

Publicado por
Antonio Núñez
León

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ANTES de que se inventaran las autonomías los de mi pueblo, que es La Bañeza, ya se casaban sin problemas con las de Benavente, los más finos en la catedral de Astorga, cuyo obispo tenía jurisdicción desde el Barco de Valdeorras (Orense) hasta Bragança, pasada la Sanabria y los portugueses Tras os Montes, de donde algunos convidados traían café de matute, a su vez de Angola. Luego los novios se iban de viaje de bodas al hotel Oliden, ya en la capital, hoy rebautizado como Alfonso V, cuyos actuales propietarios casaron también en Benavente, será por casualidad. Ya de vuelta del periplo nupcial y sin salirnos de las fronteras naturales -que nos han copiado Letizia y el príncipe don Felipe-uno volvía a la casa solariega y pedía el crédito para retejar (en el Banco de Bilbao de la esquina); la bula para lo del bacalao en la parroquia (a Roma sólo había que echar la instancia si el bacalao, a mayores de la cuaresma, era entre primos); el enganche de la luz en León, que entonces se llamaba Iberduero (lo mismo que hoy Iberdrola, pero con menos vatios); y la beca de estudios del futuro vástago en el MEC de Madrid, naturalmente con una antelación de nueve meses, que es lo que dura el curso escolar y lo otro. Entonces la vida era sencilla. Ahora hay más estrés. Vas de ligue, sin casarte, y tienes que tener cuidado de no quedar de pareja de hecho para toda la vida si te pilla en el pub la concejala de Igualdad de Derechos de la Mujer, que suele tener las neuronas planas igual que todo lo demás. Para pedir el crédito, una vez chapada por reconversión la sucursal del pueblo, hay que llegarse hasta León por una carretera de la Diputación, pero, como su mantenimiento corre a medias con la Junta por falta de fondos, tampoco se puede ya ni tirar por el camino de enmedio, que se lo ha comido la concentración parcelaria de la PAC. Y, en tocante a retejar la casa de los novios, ni te digo, porque, a poco que pase por encima una cigüeña, el asunto va directamente a Bruselas previo informe favorable de la Consejería de Medio Ambiente de Valladolid (para los pájaros, no para los paisanos). Respecto a la calefacción y la cocina en mi pueblo hace ya tiempo que nos anticipamos a los de Villablino y pasamos del carbón al gas, que para encenderlo no necesita tampoco leña, pero fue un error, porque ahora se requieren la tira de papeles del boletin oficial. En resumidas cuentas, cuando hasta ahora un casado tenía que poner casa, le bastaba con ir al alcalde para que le diera licencia, el cual autorizaba el desagüe y encargaba los accesos a la Diputación (negociado de peones camineros), que, por su parte, trasladaba a la Junta la cuestión de la parada del autobús escolar del niño (Valladolid) para que, andando el tiempo, le dieran una beca en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Madrid). Los que son de piso y no de pueblo, como Zapatero, lo tienen más fácil para triunfar en la vida, pero esa es otra cuestión. Vuelven ahora los del PSOE y la UPL a replantearnos la vida reivindicando para León la condición de ente regional dentro de la autonomía -¿Y qué va a pasar con nuestras cuñadas de Benavente?- o directamente la autodeterminación -a saber qué será de los sobrinos- los segundos. El debate es una chorrada, pero es el que hay porque, al parecer, no tienen otra cosa mejor en qué ocuparse y, si les llamas cretinos, lo pones todavía peor: unos te acusan de «falta de talante», cuando no directamente de fascista, y los otros de estar «vendido» a Valladolid, ambas cosas otra bobada, pero que no queda más remedio que aguantar. Se avisa ya desde aquí a los del Bierzo que lo van a tener más crudo que nosotros, los de La Bañeza. A mayores de que la provincia se convierta en «región» (PSOE) o en «nacionalidad» (UPL) con el consiguiente reconocimiento de La Cultural para jugar en los mundiales contra Andorra o Burundi, la Ponferradina tendrá que competir directamente con la selección de Las Malvinas (mejor que les toque en casa y por lo del billete del Alsa). Se dice también que el Partido del Bierzo y el señor cura párroco de Villafranca reclaman también la secesión del León secesionista para autodeterminarse, respectivamente, de la Diputación y del obispo. Si ahora los de La Bañeza tenemos que pasar por el Ayuntamiento, el Palacio de los Guzmanes, la Junta, Madrid y Bruselas para buscarnos la vida, los del Manzanal para allá van a tener que pedir permiso también al Consejo Comarcal del Bierzo, al consejo de administración de Victorino y al de Lamelas, uno para la calefación y el otro para techar. Tal es así que hasta para arreglar el otro día una gotera el pedáneo me pidió los papeles por sextuplicado o no había solución. A ver si escampa de una vez.

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