La Virgen más querida
Unas treinta mil personas acompañaron al santuario de Castrotierra la talla que durante nueve días veneró toda la comarca para clamar por el agua para los campos
Una auténtica riada de fieles custodió ayer a la Virgen de Castrotierra en su vuelta al santuario, que puso fin a la novena en la Catedral de Astorga para rogar por la lluvia. Treinta mil personas, según la organización, 54 pendones y pendonetas de las comarcas amparadas por el templo, y 36 cruces parroquiales, compusieron el cortejo de cinco kilómetros de longitud que, a juicio de los procuradores de la tierra, no ha tenido parangón en los últimos treinta años. El buen tiempo, y el adelanto de la vuelta al domingo -que se repetirá en ediciones sucesivas- para facilitar la asistencia popular a la puja de pendones, pueden ser las claves de este rotundo éxito de convocatoria, que multiplicó el público asistente en los alrededores del castro. El Subdelegado del Gobierno, Francisco Álvarez, acudió al paso de la comitiva del término municipal de Valderrey al de Riego de la Vega, y realizó un tramo del camino. Tampoco faltaron a su cita con la Virgen de la lluvia el presidente de la federación nacional de donantes de sangre, Martín Manceñido, o el jefe de prensa de la Junta, Ángel Fidalgo. El pendón de Santa Marina del Rey se rompió, y el de Piedralba (Santiago Millas) salió por primera vez en sesenta años en la vuelta de la rogativa. Son detalles de un recorrido de veinte kilómetros en el que los alcaldes acompañaron por tramos a la patrona, y que la música popular y el vino fresco hicieron más corto. Al pie de la cuesta que sube al santuario la talla fue recibida por la Virgen del Rosario de Castrotierra, en medio de cánticos, después de que la primera derramase durante más de una semana el agua ansiada. Las limosnas recogidas durante la novena serán entregadas para obras en el templo.