El paisanaje
Europa, según los de pueblo
EN CONTRA de lo que se dice ahora con frases grandilocuentes, Europa es sólo una península pequeñica pegada a Asia por Putin y los Montes Urales y que limita con América por Alaska -la de los Pegamoides no, la otra- y la Coca Cola. No hay más que echar una ojeada al censo mundial de chinos y de indios para entenderlo. Esto ya lo dijo en el siglo XVII Voltaire en su Diccionario Enciclopédico, aunque con otras palabras, dejando claro que en modo alguno éramos el ombligo del mundo, y le costó el destierro al Reino Unido, que, dicho sea de paso, no tiene unida ni a la selección nacional de futbol ni a la familia real. Los europeos somos así de chovinistas y la prueba en cazurro es la UPL. Viene todo esto a cuento de que volvemos a estar en campaña electoral, esta vez para las europeas, y los partidos bombardean al personal con eslóganes del estilo de «contigo, fuertes en Europa», según el PP, o «volvemos a Europa», según el PSOE. Cavila uno que lo primero será por reivindicar al hombre de Atapuerca, dicen que el primer europeo, y lo segundo por si hay que salir zumbando, pero con dignidad, de Ceuta, Melilla y Perejil, dado aquello de que África empieza en los Pirineos. Se echa de menos al difunto Gil y Gil, que seguramente hubiera arrasado en estos comicios con un mensaje que, por lo menos, se entendiera. Por ejemplo, «ven pa Alemania, Pepe». Por León se han dejado caer estos días personajes diversos pidiendo el voto. Son todos forasteros, así que no han hablado ni de la crisis del carbón (en Polonia lo sacan a paladas), ni de la del lúpulo o la remolacha (en Alemania no hay que regarlos), ni de Antibióticos (de oferta en Italia), ni de la crisis de la merluza para los pescaderos maragatos que la trajinaban desde Galicia(barato en Marruecos, paisa), y así un largo etcétera. Los candidatos sólo parlan de la guerra de Irak y sobre si hicimos bien o no en largarnos a tiempo o a destiempo en un conflicto que no nos concernía. Hombre, importar, lo que se dice importar, hay que decir que a los españoles se la sudaba y la prueba es que, si no es por eso, Zapatero no hubiera llegado a presidente del Gobierno. Y, claro, como no nos importaba el petróleo de Bush, ahora España importa la gasolina a euro el litro. Por lo menos el ministro Bono debería explicar si después de la retirada de Irak nos van a hacer rebajas. Fuera de los asuntos domésticos, como los ya dichos del carbón, el lúpulo, las térmicas y demás que ni se mentan, la actual campaña gira exclusivamente en torno en si los de León tenemos que seguir vendidos a los americanos o, por el contrario, ser filoeuropeos. Lo primero está claro que es un peligro, porque con sólo asomarse a una manifestación contra la guerra no ve uno más que gente vestida con vaqueros levi's , desfilando en zapatillas nike y que al final del mitin lo celebra con Coca Cola. En cuanto a lo segundo el riesgo no es menor y la prueba está en cómo le comieron el tarro al país en la boda de Leticia con veinte casas reales en el desfile de modelos prèt-a-porter . Ni que decir tiene que son preferibles los vaqueros y pagar la gasofa a treinta pesetas, como en Arizona. Volviendo a Voltaire, el que fue desterrado por escribir que Europa no era, ni mucho menos, el ombligo del mundo, porque tan antiguas y civilizadas o más eran China y la India, el Gobierno echa ahora la culpa de la subida de la gasolina a los chinos, que desde que están motorizados hacen enormes colas en fila india. Y la única explicación que acierta a dar el ministro de economía, señor Solbes, es «no vea usted cómo está el tráfico por el mundo». Hay mucho de artificial en la campaña de las elecciones europeas. Cuando no se generaliza se frivoliza con las cosas de andar por casa y siempre con la duda de si somos europeos o no, como si, tal que dicen los de Logroño, no viniéramos todos de Atapuerca, incluidos los rubios. Por poner un ejemplo, el presidente del Gobierno señor Zapatero, va a cerrar la campaña electoral en León el día 11 con un mitin en el que le acompañará el cabeza de lista de su partido, señor Borrell. Es un honor, según los analistas más al loro. Pocos se acuerdan, sin embargo, de que cuando Borrell era ministro de Obras Públicas en 1991 y le interpeló en el Congreso el entonces joven diputado Zapatero sobre la autovía León-Benavente, el valenciano se limitó a responder que «no era prioritaria». Ahora estarán de acuerdo en que sí, aunque, como la hizo el asturiano Cascos, ya da igual . Lo que no da lo mismo son las declaraciones de la nueva ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, según la cual tampoco son ya prioritarios los trenes y los túneles de alta velocidad hacia Asturias y Galicia. Ya es casualidad que pasen por León, Zapatero, macho.