Caridad a raudales

MAÑANA es un día grande donde los haya, aunque ya no sea uno de los jueves que relucían más que el sol. Desde la Edad Media, la fiesta del «Corpus» -así, sin más- es una fecha para adornar las ventanas, estrenar zapatos, sembrar las calles de flores y poner incienso abundante en la naveta: el mismo Cristo, en persona, bajo las especies de pan consagrado, al amparo de custodia preciosa y con séquito de creyentes, se echa a los caminos de la vida, como un signo más de su encarnación en todo lo humano. «Siglos de amor velando tantos sueños... Hambres saciando y alentando esfuerzos», que pregonaba el ya viejo himno del Congreso Eucarístico de 1964, celebrado en León, efluvio del corazón de aquel buen hombre y cabal cristiano que fue D. Florentino Díez, padre de nuestra gloria literaria con nombre de primer evangelista. Nuestros pueblos y nuestras villas echan hoy la casa por la ventana -donde es posible celebrarlo, porque ya no damos los clérigos abasto a llegar como debiéramos a todo y a todos-. También en la capital, donde se ha hecho un esfuerzo por la coordinación, el respeto a las tradiciones, las novedades sanadoras y la búsqueda -que deberá seguir en años sucesivos- de una mayor fidelidad a la identidad de la Solemnidad, que antes que nada es expresión viva y palpitante de la adoración que el Pueblo de Dios ha de tener hacia la cumbre del Misterio del Amor que Dios nos tiene. Y con la adoración, la imitación. Por eso de que de lo que se come, se cría. Con acierto, hace ya muchos años, la Iglesia Española situó en esta fiesta la celebración del Día de Caridad. Sabemos de sobra que el brazo largo -en representación de todos, no se olvide- con que cuenta la comunidad de católicos para hacer el bien y promover la justicia es Cáritas. Efectivamente, Cáritas somos todos, porque de nosotros se nutre, a nosotros personifica y con nosotros se sumerge en los infiernos de la necesidad y el abandono. Quiere estar «donde están los últimos» , porque la pobreza -de mil caras- es una realidad cada día más cercana, a la vez que cada día más difusa. No tengo a mano datos contantes y sonantes de la labor -ejemplar y ambiciosa, me consta: Campaña radiofónica de Navidad, abundantes obras sociales...- que hace Cáritas Diocesana de Astorga. Lo siento. Tengo que reducirme a comentarles algunas cosas de Cáritas de León, que nos ha facilitado un completo informe. Como servicio de acogida y atención primaria fueron más de mil doscientas las personas beneficiadas por el ropero y casi mil los individuos y doscientas setenta y cinco las familias atendidas en sus necesidades primarias; tres fueron los niños enfermos a quienes se prestó cuida-do en su prolongada convalecencia; quince fueron las mujeres que recibieron especiales ayudas para su promoción y estabilidad; seiscientos diecisiete fueron los inmigrantes (ciento cuarenta y cinco nuevos) a los que se ofreció atención personalizada, atención primaria, asesoramiento bu-rocrátrico y laboral e iniciativas de encuentro (la mayor parte, más de doscientos cada sector, fueron hispanoamericanos y magrebíes); con los transeúntes (más de mil los beneficiados) se realizaron especiales actuaciones de acogida y asistencia primaria, de alojamiento y manuten-ción en los albergues de Cistierna y La Robla, y de cobijo y compañía en el Centro de «Calor y Café», en la calle Plegarias de la ciudad; se prestó apoyo y colaboración a la Asociación Gitana «Hogar de la Esperanza», con su Guardería; en el campo de la drogodependencia, sin contar con lo que se realiza a través de «Proyecto Hombre», fueron 157 los casos atendidos, de los cuales fueron nuevos 79, a través del Servicio de Atención a las Toxicomanías (SAT), cofinanciado por la Junta de Castilla y León; novedad total ha sido el centro de acogida para presos (70 fueron los beneficiados) con permisos temporales de salida, pero que no cuentan con arraigo o vinculación familiar en la cercanía geográfica; en cuento al problema del paro se prestaron servicios a 262 personas, con orientación e intermediación laboral, con acciones formativas y acciones de inser-ción social; la cooperación internacional se centró en varias emergencias (Etiopía, Argelia, Irán, Irak y Liberia, además de patrocinar sendos proyectos de desarrollo en Perú y Colombia, éstos cofinanciados por la Diputación leonesa. Más las iniciativas de sensibilización y de formación de voluntariado. Todo, reducido a números, más de medio millón de euros. Caridad a raudales.