CRÉMER CONTRA CRÉMER
¡Somos Europa!
RECUERDO QUE cuando se nos anunció por todos los medios de comunicación de que disponíamos en el lugar, «que ya éramos Europa», como diría «El Pelícano» de la Taberna-ultramarinos, se nos cortó a todos la meada. Y es que en Manganeso de la Valtierra, que es pueblo que cae hacia la frontera con Portugal, el país vecino, nadie estaba preparado para noticias de tanta alta tensión. Aquí, a lo sumo sucede que se malquiebra un jato o que la Venancia le pone los puntos al Nicolás. Pero en sin sangre ni nada. Y los domingos a misa para enterarnos, a través de la homilía del párroco, de los sucesos que «acontecen en la rúa» y en el Universo mundo. De modo y manera que cuando el cura nos dijo que ya éramos europeos, que lo habían dicho desde Madrid y desde Valladolid, todos los que habitábamos la ínsula nos pusimos muy contentos y nos propusimos ser un poco menos abrutados y más delicados de trato y de talante, que dice Don Zapatero. Hicimos sonar la Campana Froilana, que es la que usamos para las bodas y todo el pueblo celebró la fiesta peregrinando hasta las Bodegas. Fue un gran día. Así es que cuando ahora y en esta hora de las nuevas elecciones, (que es que no paramos), se nos advirtió que, en vista de que ya éramos europeos nos correspondía votar por nuestra representación en el Parlamento de la Gran Europa, la vanidad nos volvió a llenar de satisfacción... Y eso que de lo que ocurría en Europa apenas si teníamos noticia fidedigna, que es como si dijéramos la China vecina. ¿Qué es lo que debemos tener en cuenta -le preguntamos al cura nuestro de la parroquia- para votar para lo de Europa? ¿Y a quién? ¿A Borrell o a Mayor Oreja? ¿Podíamos esperar que como resultado de nuestra decisión electora, podríamos disponer de gasolina para el tractor y de aceite para el guiso, sin que por ello nos viéramos obligados a entrar en la parafernalia de la hipoteca, que no es sino un truco para ganancia de Bancos y Cajas de Ahorro con Monte de Piedad añadido? ¿Conseguiríamos, por nuestra condición europeísta, que los precios de los productos agrícolas adquirieran un cierto equilibrio a fin de que no fueran solamente los manipuladores del producto los que se beneficiaran, mientras el campesino del campo y el consumidor se vieran amenazados de vivir del aire? ¿Tendrían fin las guerras y las torturas Marca USA o seguirían matando infieles los americanos y los británicos de Gibraltar? Por la Televisión de la taberna de «El Pelícano» conocíamos más o menos lo que pensaban al respecto los candidatos, pero sus discursos resultaban tan alambocados, tan técnicos, tan ilustrados, que, oiga, apenas si nos enterábamos de cuáles podían ser nuestros beneficios, aparte claro es, la titulatura de europeos, que esa ya no hay quien nos la arrebate. Como tales europeos que somos votaremos Europa, atendiendo al buen sentido y mejor discurso del cura, por aquello de que a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga. Pero -¡por los clavos de Cristo! 1397058884 que se callen tantos cantamañanas como invaden los llamados medios de comunicación, (tele, radio, prensa, hojas parroquiales, revistas del corazón) sembrando confusiones y barullos. Con esto y lo otro de los profesionales más o menos de la comunicación, nos pasa lo que le sucedía a Cardenal Tarancón con algunas de sus gentes: «Tengo miedo a los políticos de comunión diaria».