Prada se reinventa a tope

Esta que se sale. Quizá por eso, José Luis Prada eligió ayer el remolque y el tractor para enseñar sus viñedos a los casi dos centenares de periodistas, representantes institucionales, empresarios y proveedores que reunió en el Palacio de Canedo para presentar la nueva etapa de su empresa agroalimentaria. Y lo hizo dirigiendo a la sorprendida comitiva, encaramada en remolques como si fueran vendimiadores, por las empinadas laderas de sus viñas de Campelo y sin que la pendiente del terreno de hasta el 30 por ciento le echara para atrás. Todo un gesto. La puesta en escena de la nueva etapa de Prada A Tope fue espectacular y a más de uno dejó con la boca abierta la contemplación de las viñas donde el conocido empresario -«un hombre fronterizo», dijo de él el presidente de la Diputación, Javier García Prieto; «un pionero que no se queda estancado», resaltó el presidente del Consejo del Bierzo, Ricardo González Saavedra- elabora sus tres primeros vinos con certificación ecológica con uva mencía y godello. Fue el presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, Gregorio Antolín, quién se encargó de anunciar el «fichaje supergaláctico» de Prada. El empresario no dejó de recordar, sin embargo, que elabora sus vinos de forma ecológica desde 1972. De regreso a Canedo, y después de una multitudinaria degustación de los vinos ecológicos bajo la sombra de los pinares anexos a los viñedos, la comitiva -en la que no faltaron,, el delegado territorial de la Junta, Manuel Álvarez, el alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco, y los representantes de la patronal, Abel Ángel Macías por el CEL, y Javier Rodríguez, que se incorporó después por la Fele, o el pintor Sánchez Carralero- regresó al Palacio de Canedo para asistir a la entrega del certificado internacional de Calidad ISO 9001 a la empresa. El acto continuó con la presentación del libro Conozco a Prada , del periodista Pedro García Trapiello, y del proyecto de I+D que permitirá a Prada A Tope, en convenio con la Universidad de León, seleccionar las levaduras autóctonoas para elaborar los vinos de la firma. La enóloga Isabel Mijares calficó además, en una nota, de «excelente» el vino Prada A Tope Gran Reserva 1997. El protagonista, al que ayer llovieron halagos, no se olvidó de recordar que él es sólo «la punta de lanza» de una forma de entender la industria agroalimentaria que arrastra a más personas. «Nuestro gran secreto y nuestro pequeño triunfo es aprovechar lo que tenemos», dijo.