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Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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COMENCEMOS por levantar acta de algunas clausuras. La dolorosa es la que afecta a la Curia Provincial de la Compañía de Jesús (los jesuitas) en León. Con la reorganización interna y el descenso de vocaciones, esta Curia pasa a Madrid, unida a la de Toledo. Esta nueva Provincia, formada actualmente por unos 700 religiosos, abarca el centro y el noroeste de la península. El nuevo Provincial será el P. Joaquín Barrero, que lo era de la provincia con sede en León. El P. Barrero, nacido en Lugo en 1949, fue además director del Colegio «Sdo. Corazón» de León. Con el traslado de la Curia Provincial y el abandono hace años de la rectoría de San Marcos, no queda en la provincia de León más que el citado Colegio como presencia jesuítica, si bien algunos de sus miembros atienden los domingos la Unidad Pastoral de Valle de Mansilla. Otras clausuras, ahora gozosas, por ser el final de curso, han sido la tenida hace unos días, a los pies de la Virgen del Camino, de la gran familia de OSCUS de León. Cerca de quinientas personas -en su inmensísima mayoría, mujeres- festejaron el acontecimiento de haberse beneficiado durante un curso de la obra del Instituto Catequista, fundado por la Beata Dolores Rodríguez Sopeña, en Loyola, allá por el año 1901, y volcado en la formación y la promoción integral de adultos. Más restringido, pero muy revelador de los tiempos hacia los que vamos, ha sido la terminación, en el santuario de la Virgen de Manzaneda, del cursillo que a lo largo de muchos fines de semana han venido celebrando una treintena de personas con vistas a prepararse para ser los moderadores de celebraciones dominicales en ausencia de presbítero. A nuevas situaciones, nuevas respuestas. El asunto es saber escudriñar, a tiempo, por dónde van las cosas de Dios. Que no siempre es fácil. La emisora de radio de la cadena COPE en Astorga tuvo, en este mes, el alegrón de poder celebrar una nueva Jornada Maragata (y van veinticuatro). Una emisora confesional, encarnada en el ambiente, que quiso homenajear al Museo Catedralicio, que llega a la cincuentena de años, con la entrega de una figura de plata de Pedro Mato, entregada al director del Museo, Bernardo Velado. Nuestros museos son una apuesta pionera de evangelización: por la belleza hacia Dios. Para mañana, a la misma hora y en los lugares más significativos de la comunión diocesana como son las Catedrales (de Astorga y de León), está prevista la administración, por parte de los respectivos Obispos, del Sacramento del Orden. En Astorga el ordenado -de presbítero-, será Enrique Martínez Prieto, que encontró su vocación en la experiencia parroquial de Ponferrada y que lleva un año de práctica pastoral. Un nuevo sacerdote que rejuvenece el presbiterio asturicense. En León, el ordenado -de diácono- será Bruno Cuadrado Lamas, seminarista de 6º curso de nuestro Seminario. El nuevo diácono, que vivirá una etapa de dedicación pastoral al lado de un párroco hasta la fecha, dentro de unos meses, de su ordenación de presbítero, es natural de Valladolid, fue alumno del Seminario Menor y reside en la parroquia de San José de las Ventas de la capital. Si se dice que unas bodas hacen otras, ¿por qué no podemos pensar en el valor de convocatoria vocacional que pueden tener estas celebraciones? Para el próximo día 4 de julio se anuncia la campaña que la Iglesia de España dedica a la responsabilidad en el tráfico rodado. Es obvio que la elección de esa fecha es puramente aleatoria. Todos los días del año son ocasión de ejercer el sentido de responsabilidad en la conducción y en el comportamiento cívico y moral por las calles y carreteras, como conductores o como peatones. Por esto no está de más abrir la ventana de este «pulso» a recordar a todos que manejar un volante o cruzar una calzada es mucho más que un acto mecánico. Tiene un rango de moralidad que habrá que tener muy en cuenta. Nos va en ello la vida. La propia y la ajena. Las estadísticas de fallecimientos o de minusvalías irreversibles son espeluznantes. No se puede jugar con la vida. Lo contrario es pecar contra el quinto mandamiento. Que es cargarnos algo tan sustancial como son el derecho y el deber de cuidar de que la vida triunfe sobre la muerte. No deja de ser esta victoria un signo con características pascuales. En la carretera y en las calles, al volante o como transeúnte, apueste por la vida. Señal de que el Reino de Dios está llegando.

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