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Cosa de aquí | Maravillas naturales

Un tesoro olvidado

La Cueva de Llamazares, en el municipio de Valdelugueros, alberga hermosas estructuras coralinas que reflejan su remoto pasado marino y que surgieron hace 200 millones de años

Publicado por
Elena Fernández - león
León

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En la localidad de Llamazares, en el municipio de Valdelugueros, a unos 60 kilómetros de León capital, se encuentra la cueva del mismo nombre, desconocida incluso para muchos habitantes de la provincia y para la mayoría de visitantes y turistas. La gruta alberga formaciones y residuos orgánicos que datan de hace millones de años y entre los que destacan estructuras coralinas que la convierten en un atractivo peculiar e inusual. La peculiaridad principal de la Cueva de Llamazares y lo que la hace una de las más originales del mundo es que atesora un cúmulo de pequeños elementos geológicos singulares y únicos que difieren de las típicas estalactitas y estalagmitas a las que estamos habituados. El origen de la misma, según los datos facilitados por sus gestores, se remonta a unos 200 millones de años, cuando el espacio donde se encuentran, el paraje montañoso del Alto Curueño, era una zona marina en la que se formó una serie de estructuras coralinas. Con el paso del tiempo, la orogénesis alpina elevó esos terrenos a los niveles que ocupan en la actualidad. Durante los últimos 40 millones de años las aguas también hicieron su trabajo filtrándose y disolviendo la caliza para dar origen a estalactitas. Éstas últimas se mezclan en algunos casos con las de origen orgánico y dan como resultado un espectacular paisaje. La zona acondicionada para la visita tiene una longitud de unos 600 metros. El recorrido es de ida y vuelta por el mismo lugar ya que en cada dirección, según explica Rufino, se ve de una forma diferente porque varía la posición de los corales. La Cueva de Llamazares se abrió al público hace unos años cuando Rufino González y Avelino Llanos, ambos de la zona, decidieron emprender su particular aventura espeleológica y lograron, vía concurso, la concesión de su explotación o gestión por 25 años. Después de acometer una inversión de unos 90.000 euros, se abrió al público. «Es más bonita que la de Valporquero», afirma Rufino que no puede ni quiere evitar las comparaciones y se queja de la falta de atención institucional al recinto que espera desde hace años que algún organismo público le dedique la atención que se merece. No critica pero sí destaca la «poca sagacidad y falta de visión comercial» de quienes tienen en sus manos la posibilidad de poner en valor un bien natural que podría convertirse en un importante recurso turístico para la zona, necesitada como toda la provincia de iniciativas que generen riqueza.

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