Gente de aquí y de allá | Sanfermines
La cara del miedo
Los encierros pamploneses alcanzan el ecuador en una masiva carrera dominada por las caídas, que se saldó con dos heridos graves por asta de toro y cuatro leves con traumatismos
Faltan unos minutos para que el reloj marque las ocho de la mañana. En la cuesta de Santo Domingo, periódico enrollado en la mano, los numerosos mozos congregados en el encierro más multitudinario de las jornadas celebradas, miran la imagen del santo moreno y le entonan tres veces: !A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición! El toro es, sin duda, un animal bravo por naturaleza, provisto de dos armas defensivas mortales e infalibles: unos grandes y afilados cuernos y una gran fuerza corporal. El corredor del encierro lo sabe, pero muchas veces se la juega por un minuto de gloria. Con el firme resbaladizo Los toros del encierro, de la ganadería sevillana de Dolores Aguirre, partieron de los corrales de Santo Domingo e iniciaron el recorrido por las calles pamplonesas, con la intención de ponérselo difícil al grueso de corredores; el más masivo de los celebrados desde el 7 de julio. En la jornada de ayer, los morlacos contaban con la ventaja tener las condiciones meteorológicas a su favor; una fina e intensa lluvia caída poco antes del encierro, se lo puso difícil a los valientes corredores. De nada sirvieron las plegaria al santo patrón entonadas por los corredores. Tropezones, caídas y resbalones como los de la joven de la imagen superior, pusieron el corazón en un puño a los numerosos espectadores colocados en los tendidos del recorrido. Sin embargo, no fue el encierro más sangriento de los celebrados en esta edición, que se han saldado a falta de otros tantos encierros pamploneses, con 204 intervenciones de la Cruz Roja por cornadas, pisadas, curas, esguinces y luxaciones. En la quinta jornada, dos heridos por asta de toro -uno de ellos grave ingresado por una cogida en la zona perianal sufrida en el tramo del Ayuntamiento- y cuatro leves completan la crónica de sucesos de la quinta jornada de la fiesta más popular española, conocida en todo el mundo y que alimenta el tópico de que España es, sin duda, una tierra de fiesta y de toros. El momento más tenso de la carrera se vivió en la curva de Mercaderes, cuando cinco toros de la manada chocaron contra el vallado y pusieron en apuros a los jóvenes encaromados. Sin embargo, esto no impidió que se vivieran carreras muy lucidas que arrancaron el aplauso del público congregado, que entonaba la conocida tonadilla: Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo... siete de julio, San Fermín.