La carrera duró dos minutos y 35 segundos y se saldó con al menos dos trasladados al Hospital de Navarra, uno de ellos por asta de toro.
Desde la salida de la curva de Mercaderes quedaron en cabeza tres toros, lo que permitió a los corredores hacer carreras limpias, debido a la menor afluencia de gente respecto al fin de semana
Tras el último encierro, el tradicional Pobre de mí finalizará las fiestas de este año.
El encierro de las fiestas de San Fermín, con toros de Marqués de Domecq, ha sido rápido, limpio y sin percances, a pesar de la espectacularidad de la imagen.
Uno de los toros voltea a un mozo al final de la cuesta de Santo Domingo, aunque por suerte no llegó a cornearlo.
En el sexto encierro de los Sanferminez, los toros de la ganadería gaditana de "Jandilla" cornearon a ocho mozos.
Uno de los mozos fue herido por el asta del toro al final de la cuesta de Santo Domingo.
Este corredor, un joven neoyorkino, recibió una cornada en la parte posterior del muslo.
Parte de los heridos por asta de toro se debieron al montón que se formó en el callejón de acceso a la plaza de toros, donde la aglomeración de mozos generó instantes de gran tensión.
Uno de los astados se cebó en repetidas ocasiones contra uno de los mozos, que quedó tendido en el suelo ensangrentado.
El corredor Raúl Jiménez es atendido por la Cruz Roja tras recibir una cornada en la pierna derecha en el callejón de la plaza de toros de Pamplona.
El segundo día del encierro los incidentes se sucedieron. Fue rápido y emocionante. Afortunadamente no hubo que lamentar heridos de gravedad.
Las cogidas, pisadas y atropellos de los toros son frecuentes. Lo mejor quedarse en el suelo y dejar que el animal se aleje.
Pamplona sigue siendo un foco de atracción mundial. Si una vez fue de Ernest Hemingway, en la actualidad lo es de famosos del deporte. Denis Rotman no quiso perderse la fiesta.
Y con él empezo todo. A las 12:00 el invitado de honor encendía la mecha del cohete que abría un año más la popular fiesta navarra. Ríos de alcohol y muchos toros serán el principal actrativo.
La plaza del Ayuntamiento estaba abarrotada. Un año más miles de jóvenes no quisieron perderse el comienzo de la fiesta.
Los manteos fueron habituales. Unos Sanfermines sin manteos, toros y alcohol no serían lo mismo.
¡Agua va! El líquido elemento ayudó a que los jóvenes soportasen un poco mejor los rigores de la fiesta. También enfrió un poco los ánimos de los enardecidos participantes.
La batalla campal (de crema) fue enorme. Ni los reporteros gráficos (improvisados) lograron escaparse. El equilibrismo fue necesario para conseguir la mejor instantánea.
Literalmente volando. Algunos quisieron imitar a Ícaro y se lanzaron a los aires como si de una paloma se tratase. Ya se sabe, los excesos provocan estas cosas.
¡A correr! Los encierros son lo más típico. Correr como posesos delante de los astados e intentar llegar delante de ellos a la plaza es un ritual que se repite durante la fiesta. Muchos serán los llamados, pero pocos los elegidos.
Las cogidas, pisadas y atropellos de los toros son frecuentes. Lo mejor quedarse en el suelo y dejar que el bicho se aleje.
El segundo día del encierro los incidentes se sucedieron. Fue rápido y emocionante. Afortunadamente no hubo que lamentar heridos de gravedad.