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El Gobierno pretende relanzar las relaciones con Reino Unido una vez olvidado el incidente

El «Tireless» abandonó el puerto de Gibraltar tras cinco días de estancia

El Peñón es uno de los asuntos pendientes que debe afrontar el Gobierno de Zapatero

El submarino británico atracado en el puerto de Gibraltar

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m. m. / p. h. | algeciras/madrid
León

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El submarino nuclear Tireless abandonó ayer el puerto de Gibraltar. Su marcha se produce después de los cinco días que las autoridades británicas habían fijado como tope de su estancia tras las protestas del Ejecutivo español, que llegó a calificar de «provocación» el regreso del polémico sumergible a aguas algecireñas. Una vez cumplidos los compromisos de permanencia en el Peñón por parte del Reino Unido, el Gobierno dará por zanjado el asunto. El portavoz socialista de Exteriores en el Congreso, Rafael Estrella, aseguró ayer que existe por parte de Londres y de Madrid una voluntad clara de relanzar lo que consideran una «relación fundamental». Sin embargo, reconoció que los temas relacionados con la colonia no han dejado de ser nunca un problema. Una muestra de que , en palabras del diputado, «Gibraltar se cruza cada día entre España y el Reino Unido» son los dos grandes enfados que ya se ha visto obligado a manifestar el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al gabinete de Tony Blair en los escasos tres meses que lleva en La Moncloa: el primero por la visita de la princesa Ana para conmemorar el 300º aniversario de la conquista del Peñón y el segundo por la llegada del mismo sumergible que hace apenas tres años provocó las iras de todas las fuerzas políticas españolas al atracar sin previo aviso en el puerto gibraltareño para arreglar una avería en uno de sus reactores. Con todo, en el partido socialista se asegura que el conflicto no tiene tanto que ver con Downing Steet, de hecho afirman que existen muy buenas relaciones entre Moratinos y su homólogo británico, Jack Straw, como con el Almirantazgo; algo que viene de largo. Ya Blair tuvo algunos enfrentamientos con su ministro de Defensa, Geoff Hoon, durante las últimas negociaciones entre España y el Reino Unido, con Josep Piqué por parte española y Straw por la británica. El principal motivo: que Hoon no aceptaba la posibilidad de que la base militar estuviera bajo control compartido como había llegado a sugerir el embajador británico ante la Otan, Emyr Jones Parry. Protestas «Lo que no vamos a hacer nosotros es agachar la cabeza, dicen en el PSOE, y ya hemos visto que la firmeza por parte del Ejecutivo ha dado resultado». Los socialistas consideran pues todo un logro de su titular de Exteriores el que el sumergible nuclear no haya llegado a estar más de una semana en el puerto de South Mole, aunque desde un primer momento las autoridades británicas aseguraron que no se excederían los cinco días. Pero ni el cumplimiento de esta promesa, ni el hecho de que la visita del buque hubiera sido avisada, ni tan siquiera el que esta vez no tuviera avería alguna evitaron las protestas civiles, políticas y ecologistas. Una treintena de integrantes de Ecologistas colocaron una bandera negra en el puerto como protesta.