Diario de León

EL PULSO Y LA CRUZ

La carencia de relevo

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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EN LEÓN el Día del Monaguillo fue eso: un día, el pasado 8 de mayo. Ya les dimos cuenta de que se juntaron más de 30 chavales en el Seminario. En Astorga son más ambiciosos: ya tienen programada la XVI Convivencia diocesana de Monaguillos. Será del 23 al 29 de agosto, en la Colonia «Las Rivas» de Corporales, en pleno corazón de La Cabrera, para muchachos de 8 a 14 años. Se pretende que disfruten del paisaje y del ambiente, que fortalezcan la experiencia de amistad y que profundicen en aquellas cosas propias de su «oficio» de acólitos en pequeño. En el trasfondo hay otro objetivo: ayudar a este sector de chicos a madurar en la fe y en la orientación vocacional de su vida. No en vano ha sido esta parcela de nuestros niños y adolescentes la que se ha constituido históricamente en el vivero más abundante de vocaciones sacerdotales. Por eso, esta convivencia la organiza la Delegación diocesana de Pastoral Vocacional. En tiempo de desertización aguda nunca han sobrado los oasis. Ni las fuentes. Ni siquiera las cuatro gotas venidas del cielo. Que así pueden ser estos pequeños aprendices no sólo de ceremoniales. Avanza el mes de julio, con sus calores, con la repoblación de nuestro mundo rural... y con la presencia de algunos de nuestros misioneros, que aprovechan estas circunstancias para reencontrarse con familia, recuerdos y paisajes. Y también para volver durante una temporada al seno de la Iglesia Madre, que es la diócesis, como tierra nutricia de fe y vocación. De ahí que esta Madre Iglesia, localizada en nuestras tierras de Astorga y León, se aderece y se ponga algunas de sus mejores galas para acogerlos. Una de ellas es la Convivencia que organiza todos los veranos la Delegación de Misiones de León. Se nos comunica que ya tiene dispuesta la suya. Hace nada menos que el número dieciséis de forma ininterrumpida. Será el próximo día 30 de los corrientes, viernes, a partir de las diez y media de la mañana y en el lugar de siempre, es decir, en el Seminario Mayor. La noticia les ha llegado a los hombres y mujeres que han sido llamados al mundo de las misiones de primera fila por medio de la publicación «León Misionero», que edita (dos veces al año, y va por el número veintisiete) la citada Delegación. Por esta sencilla publicación de cuatro páginas nos enteramos de que el número exacto de misioneros y misioneras naturales de la diócesis leonesa es de 576 al día de la fecha (que, sin embargo, lleva años sufriendo modificaciones a la baja); de que han fallecido en los últimos meses (que se sepa) siete; que 85 de ellos han escrito a la Delegación y que la han visitado, en los últimos seis meses, trece. Con la publicación en la mano, recordamos incluso que en la última Convivencia estuvieron presentes 33 misioneros (12 misioneras y 21 misioneros), que trabajaban 19 de ellos en América, 10 en África y 4 en Europa. Sean todos bienvenidos y descansen. No digo que disfruten, porque servidor sabe que donde de verdad se regocijan es entre sus hermanos de las Iglesias jóvenes. Por eso el descenso del número de apóstoles no tiene más causa que la mortalidad natural (salvo razones de fuerza mayor)... y la carencia de relevo. Que ésa es otra. De enhorabuena están los feligreses católicos de Jiménez de Jamuz (no se olvide que también los hay evangélicos, desde finales del siglo XIX). En la tierra de la arcilla y de las maravillas cerámicas, resulta que su iglesia, del siglo XVI, tiene el tejado de uralita y otra serie de añadidos que afean y rompen su armonía original. Pues bien, los políticos se han movido y han conseguido una jugosa subvención del programa Arquimilenios que la Junta de Castilla y León tiene establecido para bienes inmuebles patrimoniales que no tengan el rango de haber sido declarados de Interés Cultural (BIC). El titular del templo es San Martín de Tours, conserva un artesonado mudéjar (anterior al siglo XVI), varios retablos barrocos y un crucificado interesante de esa misma época. La obra tendrá a su disposición más de 30 millones de pesetas, que permitirán, además de otras cosas, cambiar todo el tejado (madera y teja), recuperar el trazado de la espadaña y rearmar toda la portalada con madera. No está nada mal que se estire la Autonomía en estos asuntos. Pero tomen nota, por ejemplo, de que por el mismo capítulo se han concedido al Mirador de Orellán, sobre las Médulas, la cantidad de treinta y seis millones de pesetas. Comparen.

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