Los hijos se mostraron visiblemente afectados y el menor anunció que murió de un infarto
Familiares, amigos y prensa dan el último adiós a Carmina Ordóñez
Kiko Matamoros dijo que el deseo de la difunta era esparcir sus cenizas entre El Rocío y Marraquech
Julián Contreras llora desconsolado la muerte de su madre
Familiares y amigos dieron ayer el último adiós a Carmina Ordóñez en el cementerio madrileño de La Paz, donde fue incinerada ante la expectación de decenas de reporteros de la prensa rosa que durante años relataron los pormenores de su vida. Pocos fueron los que quisieron hablar a la salida del cementerio, aunque quienes lo hicieron elogiaron el valor y la libertad que caracterizaron la vida de Carmina Ordóñez, quien fue encontrada el pasado viernes muerta en la bañera de su casa con un fuerte golpe en la cabeza a los 49 años de edad. La Policía encontró en el cuarto de baño pastillas, restos de estupefacientes y una tarjeta de crédito, por lo que Carmen podría haber consumido algún tipo de droga antes de que su corazón se parase. Por la mañana se había realizado la autopsia del cadáver en el Instituto Anatómico Forense de Madrid y, según comentaron algunos de los periodistas más cercanos al círculo íntimo de la fallecida, la causa de la muerte podría haber sido una parada cardiorrespiratoria, extremo que aún no ha sido confirmado por los familiares. Carmina Ordóñez, convertida en un personaje de la denominada prensa del corazón desde su juventud, fue despedida por representantes del espectáculo y del mundo del toreo, al que siempre estuvo ligada por la profesión de su padre -Antonio Ordóñez-, de su tío -Luis Miguel Dominguín-, de su ex marido -Francisco Rivera Paquirri - y de su hijo -Francisco Rivera Ordóñez-. Los dos hijos que tuvo con Paquirri, Francisco y Cayetano, y su tercer hijo, Julián Contreras, visiblemente afectados no quisieron hablar con los medios, aunque el último se dirigió en un momento de la tarde a los reporteros para decirles: «no se si han perdido a una madre !Dios no lo quiera! pero tengan un poco de respeto». Según explicó Kiko Matamoros, uno de los amigos de Carmina, su deseo era que sus cenizas fueran llevadas a El Rocío y a Marraquech, dos localidades a las que estuvo muy unida, aunque posteriormente señaló que se hará con ellas lo que decidan los hijos.