Las brigadas de investigación del fuego buscan pruebas entre las cenizas

Acuden a cualquier rincón de la geografía regional en el que se haya declarado un incendio. Llevan en su poder un maletín en el que se puede encontrar desde un anemómetro, un higrómetro o un localizador GPS, hasta una lupa, un imán, guantes, bolsas, pinzas, espátulas y brochas, pasando por una cinta para acordonar una zona y banderines para señalar un punto concreto. Son auténticos «detectives del fuego» y su misión es investigar las causas que provocan este tipo de siniestros y buscar las pruebas necesarias para poder procesar a los culpables. Se trata de las Brigadas de Investigación de Incendios Forestales (Biif), una experiencia pionera en España, cuya historia se remonta a 1997 cuando la Consejería de Medio Ambiente inició en Zamora los primeros trabajos para descubrir el origen y las causas que estaban detrás de estos siniestros. Sin embargo, no fue hasta el año siguiente cuando se creó en esa provincia la primera Biif compuesta por técnicos de la Consejería y agentes de la Guardia Civil. No son un cuerpo represivo, sino preventivo, entre cuyos objetivos está mentalizar a los vecinos que viven en las zonas de la comunidad donde se producen los incendios forestales. Los excelentes resultados obtenidos facilitaron que en el año 2000 se ampliase su actuación a las provincias de León y Salamanca, y posteriormente al resto de la Comunidad, de forma que actualmente hay una por provincia, así como un técnico especialista en investigación encargado de coordinar las actuaciones realizadas. Un trabajo eficaz Entre los cometidos de las Biif se encuentra elaborar un informe con la causa, el origen del fuego, si existe intencionalidad, la zona quemada, las condiciones meteorológicas existentes durante el siniestro, así como valorar los daños y el coste de los medios contra incendios desplazados al lugar, algo muy importante a la hora de exigir responsabilidades a los pirómanos. Además, en caso de existir una sentencia condenatoria la valoración se incrementa porque las BIIF incluyen además el coste paisajístico y las pérdidas en leña, resinas, frutos, caza, pesca y pastos que tardan años en regenerarse. La eficacia de estos equipos ha quedado sobradamente probada porque, desde su creación, se han realizado 1.155 investigaciones (65 en lo que va de año) que han generado un total de 307 informes, de los que 294 fueron entregados a las Fiscalías provinciales y, el resto, al instructor de medio ambiente. Además, el aumento de actividad de las brigadas ha elevado a más de 50 el número de detenidos o denunciados ante la Guardia Civil y se han dictado 22 sentencias, 5 de ellas de prisión.