¿Por qué no chocan las langostas cuando vuelan en enjambre?
Investigadores de Oxford y Cambridge están estudiando la actividad del sistema nervioso de las langostas, concretamente de las células nerviosas de su sistema visual que evitan que choquen con otras cuando vuelan. La langosta ha sido elegida para esta investigación porque es un insecto que tiene dos tipos de vida muy distintos. Esta investigación, presentada recientemente en la conferencia anual de la Society of Experimental Biology, podría ayudar a diseñar sensores anticolisión e incluso evitar que las langostas pudieran formar grandes enjambres. Al contrario de lo que se cree, las langostas no siempre son los devastadores insectos que vuelan en grandes enjambres. La mayoría del tiempo llevan un tipo de vida solitario que hace que encontrar una langosta resulte muy difícil. Pero cuando el alimento escasea y las condiciones meteorológicas son adecuadas, las langostas empiezan a experimentar cambios que las llevan a formar enormes enjambres que devastan las cosechas. El doctor Matheson y sus colaboradores han estudiado especialmente las células nerviosas de estos insectos que les ayudan a evitar colisiones y a que emprendan acciones evasivas, y sobre todo cómo se adaptan esas células a los dos tipos de vida tan distintos de las langostas. Los investigadores han descubierto que los detectores de colisiones en las langostas en vuelo pueden prever con exactitud la posibilidad de choque, aunque el animal se encuentre rodeado de muchos otros. Pero esa misma célula nerviosa deja de responder a los estímulos cuando la langosta está sola y rodeada de uno o dos objetos. Ese cambio puede ayudar al insecto a evitar las colisiones cuando vuela en enjambre.