Diario de León

Exorcismo al demonio nazi

La reinauguración del estadio Olímpico de Berlín se convierte en una fiesta de exaltación a la convivencia interétnica, para borrar el pasado y la sombra que Hitler dibujó a su alrededor

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Rodrigo Zuleta - berlín
León

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La fiesta de reinauguración del Estadio Olímpico de Berlín estuvo marcada por el esfuerzo para exorcizar el pasado nazi de ese escenario en el que Adolf Hitler se hizo saludar por deportistas de todo el mundo en los Juegos Olímpicos de 1936 y que es considerado como uno de los mejores ejemplos de la arquitecturas del III Reich. El estadio ha sido modernizado con el propósito de hacerlo más funcional pero su aspecto exterior -si se exceptúa el techo, que protege de la lluvia a los espectadores, y la pista atlética azul, el color del Hertha Berlín- sigue prácticamente intacto. El pasado no ha sido borrado ni ha pretendido borrarse y en la fiesta incluso se hicieron alusiones a éste aunque en ellas empezara ya el exorcismo dirigido a que el escenario creado por la Alemania nazi se convierta en un símbolo de la Alemania pacífica y demócrata surgida después de 1945.

, dijo el presentador de la fiesta, Johannes B. Kerner, en el momento de anunciar le presencia del director argentino-israelí, Daniel Barenboim, y su orquesta árabe israelí West-East Divan. La aparición de Barenboim, con su orquesta claramente intercultural y creada con el propósito declarado de fomentar el entendimiento y la reconciliación entre los pueblos, fue sólo el punto culminante de una noche que estuvo llena de cosas que presentaban a Berlín como una ciudad abierta y tolerante y convertida con los años prácticamente en la antípoda de la Germania soñada por Hitler. Fiestas típicas de la capital alemana, como el Carnaval de las Culturas del Mundo, que se celebra tradicionalmente en el barrio de Kreuzberg, célebre por su alta densidad de población extranjera, o el Christopher Street Day, desfile de los homosexuales berlineses, tuvieron, por un día, como escenario el Estadio Olímpico. Un partido amistoso entre el Hertha y el Besiktas Estambul, que se puede considerar prácticamente un derbi berlinés debido a la abundante población turca que hay en la capital alemana, dió otra nota intercultural al estadio. Ya prácticamente al comienzo de la noche una nieta de Jesse Owens, el atleta negro que acumuló medallas en 1936 amargándole un tanto la fiesta a Hitler que no podía comprender las razones de las derrotas de los arios, encendió la llama que recuerda el origen olímpico del estadio. Los triunfos de Owens, por lo demás, han hecho que a través de los años el Olímpico de Berlín haya sido un monumento.
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