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Los investigadores sostienen que no hay suficientes estudios clínicos que avalen su validez

Los expertos dudan de las bondades de los alimentos funcionales

Los especialistas restan valor a los cereales con fibra o a los yogures que contienen bífidus

Imagen de una tienda de alimentos ecológicos

Publicado por
Antonio Paniagua - madrid
León

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La industria se ha subido al carro de los alimentos funcionales. Leches enriquecidas con ácidos omega 3, yogures con bífidobacterias o prebióticos, cereales con fibra, zumos con antioxidantes. Sin negar que el potencial de determinados alimentos en la prevención de algunas enfermedades, los expertos creen que los beneficios que se predican de estos productos no están lo suficientemente contrastados a través de ensayos clínicos. Por definición, un alimento funcional es aquel que tiene unas propiedades fisiológicas y biológicas que transcienden las nutricionales. En Estados Unidos y Japón las leyendas que acompañan a ciertos artículos como «disminuye el colesterol» o «reduce el riesgo de padecer cáncer de colon» están muy en boga. Sin embargo, la distinción entre un alimento de estas características y un fármaco son fácilmente discernibles: el primero no cura nada, sino que se limita a prevenir, y ello sólo si su consumo se inscribe dentro de una dieta saludable. Aunque en Europa la legislación es mucho más restrictiva al respecto, no faltan anuncios publicitarios en los que, como en España, un personaje popular asegura haber reducido el colesterol tomando una marca de leche enriquecida con ácidos omega 3. Comprobar esta contingencia es muy difícil. Para Susana Monereo, del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe y dirigente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), «en general, los alimentos funcionales cumplen en teoría el cometido para el que están diseñados, pero la mayoría de ellos carece de estudios científicos que avalen de verdad las propiedades terapéuticas que se arrogan». Quien compre una margarina con estanoles con la promesa de que su colesterol va bajar está siendo víctima de una media verdad. Porque ignora algo tan elemental como qué cantidad ha comer diariamente para lograr ese beneficio saludable. «Para que sea efectivo de verdad, habría que tomar mucha margarina, lo que aportaría muchas calorías a la dieta», asegura Monereo. Dieta Para la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (Senc), la comida terapéutica no es la panacea y en modo alguno pueden sustituir a una alimentación adecuada. Un peligro que se cierne sobre estos alimentos es que tomarlos en exceso pueden entrañar efectos indeseados. Como advierte Susana Monereo, si se exagera el consumo de las leches enriquecidas con calcio y vitamina D no es raro que la consecuencia sea la aparición de litiasis, es decir, cálculos producidos por el calcio.

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