Diario de León

Alrededor de 300.000 fieles visitaron la ermita de la virgen para poder ver al Sumo Pontífice

El Papa lanza en Lourdes un incendiario mensaje?contra?la?manipulación genética

Juan Pablo II por poco se viene abajo cuando se encontraba en la Gruta de Massabielle

Una imagen de la virgen es llevada por los peregrinos durante una procesión nocturna en Lourdes

Una imagen de la virgen es llevada por los peregrinos durante una procesión nocturna en Lourdes

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agencias | lourdes
León

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Agotado pero firme, el Papa Juan Pablo II hizo ayer en el santuario de Lourdes un llamamiento al respeto a la vida ante una muchedumbre que animaba con sus aplausos al Sumo Pontífice, quien presidió una misa con ocasión de la fiesta de la Asunción. No había esa misma mañana ninguna cifra oficial sobre el número de peregrinos que viajaron a Lourdes para ver al Santo Padre, pero los responsables esperaban que la presencia alcanzara los 300.000 fieles. «Queridos hermanos y hermanas, la Virgen nos habla. Escuchémosla», declaró el Papa al comienzo de una homilía que realizó en francés, en la que fue ovacionado en varias ocasiones cuando recuperaba el aliento o cuando su voz parecía que le iba traicionar. Juan Pablo II recordó que la Virgen es un ejemplo de «criatura perfectamente libre», que se entregó por entero y «nunca cedió ante el pecado» y con la que se puede contar para «caminar por los senderos de la total realización de la Humanidad». Muy marcado por la enfermedad de Parkinson, Juan Pablo II, de 84 años de edad, presidió la celebración de esta misa de tres horas de duración delante de una muchedumbre que se encontraba congregada bajo un sol radiante en un amplio prado. Durante la celebración, recordó la «misión particular» de las mujeres del mundo de respetar la vida, en un mensaje claro contra el aborto, la eutanasia o cualquier manipulación genética. «Centinelas de lo invisible» «Os hago un especial llamamiento a vosotras, mujeres. En nuestra época, tentada por el materialismo y la secularización, sois testigos de valores esenciales. A vosotras, mujeres, os corresponde ser las centinelas de lo Invisible. La vida es un don sagrado del que nadie es dueño», declaró el Papa. «A todas vosotras hermanas os pido de una manera urgente que hagáis todo lo posible para que la vida, cualquier vida, sea respetada desde la concepción hasta su término natural», subrayó el Sumo Pontífice. «Escuchad primero vosotros, los jóvenes», prosiguió. «Vosotros que buscáis una respuesta capaz de dar sentido a vuestra vida. Es una respuesta exigente pero es la única respuesta válida. En ella reside el secreto de la verdadera alegría y de la paz», añadió. El Papa se acercó al altar sentado en una silla de ruedas que estaba elevada en medio de los cánticos religiosos y de los aplausos realizados por los peregrinos. El altar estaba protegido por un toldo blanco. El Pontífice abrió la ceremonia con un texto en francés pronunciado por una voz a veces titubeante y escuchó las lecturas y los cánticos con la cabeza posada en su mano izquierda. El sábado, Juan Pablo II por poco se viene abajo cuando se encontraba en la Gruta de Massabielle, donde la Virgen María se apareció en 1858 a la joven Bernadette Soubirous. Alivio y esperanza Ayer, se dirigió a los miles de enfermos e inválidos que se encontraban en la ciudad mariana, donde la Iglesia ha reconocido hasta ahora 66 curaciones consideradas milagrosas. Juan Pablo II visitó Lourdes el 15 de agosto de 1983, dos años después de que resultara herido en un atentado, y declaró que la Virgen María le había salvado la vida desviando las balas. «Os saludo con particular afecto, queridos enfermos, que habéis venido a este lugar bendito para buscar alivio y esperanza», añadió.

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