La secta secreta de Bush y Kerry

¿Qué tienen en común el presidente George W. Bush y su rival John Kerry? La respuesta inquieta a muchos: ambos son miembros de la sociedad Skull and Bones (Calaveras y Huesos), creada en la prestigiosa Universidad de Yale en 1832, a semejanza de otras órdenes similares nacidas en Alemania y de la que han salido algunas de las figuras políticas más influyentes en la historia reciente de Estados Unidos. Se dice que sus miembros, entre los que se incluyen los ex presidentes William Howard y Bush padre, así como la familia Rockefeller, están detrás de todo lo bueno y lo malo que ocurre en el mundo. El misterio y la controversia rodea a esta sociedad, establecida para perpetuar a los clanes más importantes del país en puestos claves del Gobierno, sobre todo en los servicios de inteligencia, en la justicia y en las finanzas. Toda una red de alianzas tejidas bajo un estricto e inquebrantable código de silencio. Cada año son elegidos, por recomendación, quince nuevos miembros, todos estudiantes de último curso de Yale. Se calcula que en la actualidad hay ochocientos vivos pero sólo 150 en activo. Bush -que habría situado a cinco de sus compañeros de filas en puestos claves de su Gobierno- y Kerry no han podido negar su pertenencia a la secta, pero no han dicho ni una palabra más sobre ello, torciendo el gesto cuando se les ha preguntado por esta sociedad a la que se involucra en docenas de teorías de la conspiración, como el asesinato del presidente Kennedy y la fallida invasión de Cuba a finales de los años 60. Las versiones sobre su estructura y funcionamiento son variadas, así como sus ritos de iniciación. Las más extendidas señalan que los nuevos miembros tienen que jurar lealtad a la orden, conocida también como Hermandad de la Muerte , en un sótano conocido como La Tumba ante miembros disfrazados del demonio, el Papa y Don Quijote. También que son introducidos desnudos en ataúdes para que revelen los detalles más íntimos de su vida sexual. El número 322 es su clave, y su lema «Por Dios, por Estados Unidos y por Yale». Ritos y privilegios Una de las personas que más ha investigado sobre esta desconcertante orden estudiantil, que nada tiene que ver con las típicas hermandades que se dedican a beber cerveza y hacer novatadas, es Ron Rosenbaum, escritor y columnista del New York Observer , que lleva 30 años obsesionado con el tema. Ha estado tan cerca de los bonesmen que afirma haber oído espeluznantes lloros y gemidos salir de La Tumba durante los ritos de iniciación. «Creo que es un profundo y legítimo motivo para la desconfianza sobre el poder y el privilegio en este país. Hay que investigarlo», dice Rosenbaum. Algunos ven paralelismos con la mafia, donde el silencio, la ayuda al otro y la lealtad a los mayores son comunes. Y, curiosamente, Bush salió ayer en defensa de Kerry frente a las críticas al candidato demócrata que ponen en duda su comportamiento militar en Vietnam. « Skull and Bones tiene más éxito que los clanes mafiosos, pues los patriarcas de éstos acaban cumpliendo cien años en la cárcel, pero los miembros de aquella pasan cuatro y ocho años en la Casa Blanca», apunta Rosenbaum. De momento, se han vuelto a salir con la suya. Pase lo que pase en las elecciones, verán a uno de sus miembros sentado de nuevo en el despacho oval.