Diario de León
Publicado por
Antonio Núñez
León

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CUANDO Senén, el de toda la vida, le arreglaba la bicicleta a Mariano Rajoy, estudiante en los Jesuítas de León, no había problemas. Pero basta que el presidente Zapatero venga el mes que viene a dar la salida a la vuelta ciclista a España para que se haya montado entre el Ayuntamiento (PSOE) y la Diputación (PP) un reñido esprint sobre quién debe pagar, al final, la carrera: 1,2 millones de euros o 200 millones de las antiguas pesetas, según las cuentas de Senén, que nunca cobró tanto en la larga etapa de su vida de ciclista ni de mecánico de bicis de alquiler de aquellas que, cuando chicos, teníamos aún menos dinero que él. Se dice esto porque en el enfrentamiento entre ambas instituciones, o partidos, sobre la financiación de la vuelta a España por 200 kilos de nada hubiera podido mediar Senén: con ese dinero se puede parchear las carreteras de media provincia y todos contentos hasta que el año que viene le toque a la otra mitad y nadie pinche. En cambio, la cuestión ahora es cómo pagar 175 millones el Ayuntamiento y 25 la Diputación dejando los baches como estaban, algunos tan antiguos o más que Federico Martín Bahamontes. Y dice mi señor padre que en esto seguimos a piñón fijo. Uno, que es amante de la bicicleta -aunque no de la mariconada del carril bici que quiere poner la concejala de Medio Ambiente para estrellar a todos contra el primer policía municipal de barrio, ya sean conductores, peatones o ciclistas- piensa que en lo de la carrera de los 200 millones los políticos se han saltado los pueblos de dos en dos. O sea, en el dinero del presupuesto y de los impuestos. Según los de mi pueblo -a lo mejor Senén lo mismo- que tienen el culo pelado, con perdón, de pedalear cuesta arriba contra Hacienda, es como cuando éramos jóvenes, íbamos a toda pastilla y al pasar por encima de un charco chuleábamos de levantar polvo. Eso todavía no se lo cree nadie, lo mismo que la vuelta a España vaya a ser la panacea del turismo en León, argumento que utilizan todos para justificar el desembolso de los famosos millones. Hará unos tres meses que para hacer un spot publicitario pasó por delante de la Catedral en bicicleta uno que vestía de purpurina o avecrén -Senén no sé, pero servidor aún no lo tiene claro- y del cual nada más se supo. La Catedral sigue ahí, como siempre, y se supone que el del velocípedo andará ya por los veinte o treinta y tantos ayuntamientos pidiendo subvenciones en cada meta volante. Ahora que estamos con lo de las Olimpiadas y todos somos amateurs convendría recordar lo que cuesta en impuestos la sanjuanada esa de que la vuelta ciclista a España salga de León o no, salvo que se quiera promocionar un medio de transporte económico, ecológico y que no consume petróleo, aunque aquí mayormente no cuadra en invierno, diga lo que diga la concejala de Medio Ambiente, Humildad Rodríguez, la que, entre atasco y atasco, quiere poner carriles bici, aunque sea cuesta arriba. Ni que los políticos fueran en triciclo. Paga el Ayuntamiento, pero quien quiera saber a cuánto le sale la broma de la vuelta a España sólo tiene que tirar de calculadora: 200 millones de pesetas, divididos entre los 140.000 habitantes de la ciudad, contando pensionistas, parados y niños de pecho, ahora que no hay reclutas, sale cada uno a casi mil quinientas pesetas, las cuales, multiplicadas por tres o cuatro de familia, son, como mínimo, mil duros. Eso sin contar no menos de una semana de atascos, cierre de calles, ocupación de aceras por azafatas que anuncian Coca Cola, uno que se sumó a la caravana en Madrid aprovechando la operación salida, etcétera. Todo eso también se paga en tiempo, que no tiene precio, porque, si se le pusiera, quebraría definitivamente el Ayuntamiento. Los únicos que no dan guerra son los aficionados, como Senén. El PP sugiere, según dicen los periódicos, que Zapatero pague de su bolsillo la etapa de la vuelta en León, dado que va a presidirla. No es mala idea. Aunque lo mismo podrían decir los del PSOE, visto que, cuando se firmó el contrato, pensaba, a su vez, presidirla el exalcalde Amilivia y tal vez hasta Rajoy con toda su comparsa. Al final, esto es lo menos parecido a un deporte. Lo importante no es participar, como hubiera dicho el olímpico barón de Coubertain, sino salir en la foto a cualquier precio. Porque, visto lo que cuestan los retratos -lo más parecido a un robo- si los quieren de frente y de perfil, a comisaría. Respecto a que la dichosa Vuelta Ciclista a España sea lo que su propio nombre indica, habría mucho que hablar, porque, mapa en mano, no pasa ni por la cuarta parte de España. A lo peor es que las otras tres cuartas partes no pagan. Y hacen bien.

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