| Análisis | Modo de vida y salud |
Vulnerabilidad psicosocial y la salud
La salud y el modo de vida sano no se basa sólo en el ejercicio físico y ciertos hábitos de consumo sino que es necesario lograr una paz espiritual o salud mental
La importancia del modo de vida en la determinación de la salud se está convirtiendo en una verdad generalmente aceptada y casi en un lugar común de la psicología y medicina actual. La salud y el modo de vida sano no se basa solamente en la práctica de ejercicios físicos y en determinados hábitos de consumo (fumar-no fumar, consumir o no determinadas grasas), sino que hay que adentrarse en otras esferas más complejas del ámbito psicosocial; no sólo para lograr una «paz de espíritu» o «salud mental», sino para lograr la salud somática, la de los órganos y sistemas del organismo. La vulnerabilidad psicosocial de los individuos ha sido estudiada intensamente en los últimos años desde diversos ángulos y por múltiples investigadores. Se acepta generalmente que estas variables influyen decisivamente en la salud y/o en la enfermedad: 1 La presencia y calidad de grupos de apoyo del individuo. La persona de pocas amistades y carente de familiares que lo apoyen aunque sea emocionalmente sufre de una mayor morbilidad. 2 La personalidad del tipo A y del tipo B. Las personas con grandes afanes de logro, hostilidad latente, sentimiento de carencia de tiempo para lograr sus fines y demás componentes de la personalidad tipo A, tienen más riesgo de enfermar de cardiopatías. 3 Los sucesos o «eventos» vitales. Las personas que han sufrido determinados sucesos en la vida tales como la pérdida de familiares queridos y otros, tienden a padecer de mayor número de enfermedades y problemas de salud. 4 Los estilos de enfrentamiento. La persona puede enfrentar sus problemas con mayor o menor éxito en función del estilo que habitualmente adopte y esto, a su vez; está relacionado con la morbilidad. 5 Los niveles de autocontrol. La personalidad puede enfrentar los problemas y controlar su propia conducta recurriendo a estereotipos codificados en la cultura a que pertenece o recurrir a recursos creativos más adaptables a medios complejos y cambiantes. Parece existir cierta relación entre la rigidez de las soluciones y ciertos tipos de enfermedades. 6 La autoaceptación de las propias potencialidades. La persona puede autoengañarse sistemáticamente en lo que respecta a su real nivel de realización y establecer un nivel de aspiración inadecuado al mismo y, en correspondencia, una conducta inadecuada. Existe cierta evidencia de que esto guarda relación con la hipertensión esencial. 7 La eficacia en la adaptación a las exigencias de la vida moderna. Determinado tipo de conductas se hacen imprescindibles para lograr el éxito en la sociedad contemporánea, sin las cuales se puede producir un desajuste importante de la persona. 8 La satisfacción con su vida actual. Un determinado nivel de satisfacción con la vida que se lleva parece ser uno de los mejores predictores de algunas enfermedades circulatorias. 9 La alexitimia. Aunque este concepto fue elaborado en la década de los setenta, en los últimos tiempos se ha ido acumulando una gran evidencia de que la capacidad de expresar verbalmente los estados de ánimo propios guarda una fuerte relación con determinados problemas de salud. 10 La implicación-responsabilidad con las principales esferas de la vida (familia, trabajo, amistades y amores e ideas religiosas y filosóficas). Existe evidencia que la falta de implicación y de sentimiento de responsabilidad en tales esferas (que se ha denominado «sentido de la vida»), diferencia significativamente a los suicidas de las personas que no han atentado nunca contra su vida. 11 El control del destino o control del futuro. El grado en que la persona confíe en el éxito de su actividad futura en función del control que tiene sobre la misma, presenta una fuerte relación con la morbilidad.