Los 4.300 cofrades del Dulce Nombre desfilaron durante ocho horas y se solidarizaron con las víctimas de Madrid
Una fila de manolas cruza entre los braceros antes de que se produzca el encuentro. Nadie quiere perderse uno de los momentos más emocionantes de la Semana Santa en León.
Las miles de personas se van agolpando en las inmediaciones de la plaza Mayor, en la que colfluyen los distintos pasos que protagonizan el encuentro.
Esta es, posiblemente, la imagen más exportada de la Semana Santa leonesa. San Juan, La Dolorosa y Jesús, frente a frente.
Los niños, en fila delante de los pasos, son los testigos más directos del emotivo encuentro.
Cuando aparecen San Juan y La Dolorosa, a los extremos de la plaza, el murmullo se va convirtiendo en silencio. Por fin, ambos pasos avanzan frente a frente, al encuentro, delante del viejo Consistorio.
La música se hace más intensa y, entonces, los cofrades que encabezan el trono de la virgen y el del Evangelista se juntan hasta tocarse las palmas de la manos.
Después del encuentro, los pasos parten hacia San Isidoro, donde realizan un pequeño descanso, antes de seguir su recorrido por la ciudad.
Los presentes estallan en vítores y aplausos, que redoblan cuando el San Juanín se arrodilla ante La Dolorosa, en un enorme esfuerzo de sus noventa portadores.
Mientras las dos piezas esculpidas por Víctor de los Ríos en 1946 y 1949 se aproximan, el Nazareno preside la escena agitado por sus braceros, al igual que el resto de tronos.
Los espectadores son capaces de hacer cualquier cosa para poder presenciar el encuentro. Es el caso de estos dos jóvenes, subidos a una farola.
El primero de los catorce pasos de la comitiva, La Oración del Huerto que esculpió Víctor de los Ríos en 1952, avanza hacia la plaza Mayor, a las ocho y media de la mañana.
Este año, el encuentro ha tenido un tinte más solidatio que nunca, ya que se ha dedicado a las víctimas de los atentados del 11 de marzo. Un grupo de bomberos de Madrid, recogió el testigo.
Los cinco procesionaron en un día negro, el de la muerte de Jesús para los cristianos, y en sus ojos se pudo contemplar que las escenas del horror no se han borrado de sus almas.
Los privilegiados pagaron veinte euros por palco y desayuno.
Las Siete Palabras se ha convertido en una de las procesiones más señoriales de la Semana Santa. Once caballos con sus respectivos jinetes precedieron al cortejo en el que desfilaron cuatro imágenes.
Esta procesión contó con dos novedades. La conmemoración del cuarenta aniversario de la segunda palabra y el estreno de un guió para la sección de Caballería, donado por Isidro De Celis, hermano de la cofradía.
Durante siete horas los hermanos y hermanas de la cofradía de Angustias y Soledad representaron por las calles de la ciudad los últimos momentos de la vida de Cristo y su entierro.