Cerrar
Publicado por
LUIS ARTIGUE
León

Creado:

Actualizado:

LARGO Y LENTO, como un blues. A veces parece que en España la política la inventó él, y por eso lleva en la vida pública desde el Nacimiento o el Renacimiento. Ahora anuncian a bombo y platillo que, igual que los monarcas y los Papas, desea gozar de los privilegios del poder hasta el último de sus días, o algo así. Lo de este sumo Pontífice de Galicia, eso de que se perpetué en los altos cargos y que en la Xunta, aunque hace veinte años que superó la edad de jubilación, ni siquiera haya aún vicepresidente, puede parecer un tanto antinatural, y lo es. Prosigue acaso de esa fecunda tradición de gobernantes amigos del clero y las cacerías, que se agarraron al cetro con manos y piernas; tradición en la que se inscriben reyes, obispos, militares dictadores, alcaldes, banqueros y presidentes de escalera. Nada de irse: o se les echa o se les aguanta¿ Dicha tradición parece que viene directamente de los tiempos de Altamira y nos lleva otra vez, sin que nos demos cuenta, al huerto. Con todos los respetos para sus votantes, desde luego, creemos que no existe ningún argumento constructivo que justifique la presentación de Fraga como candidato una vez más, teniendo en cuenta su edad. Eso supone un insulto al resto de políticos conservadores gallegos, pues ninguno -parece decir- está a la altura de un hombre cuyo punto álgido de virilidad natural pasó hace medio siglo, y cuyo sex apple, don de gentes y dominio lingüístico parece ciertamente superable. Del mismo modo, mal mensaje se lanza a los jóvenes gallegos, la generación mejor preparada de Historia, cuando su principal político parece desconocer la palabra renovación, y haber perdido la noción del tiempo y hasta el sentido del ridículo. Ahora afirma presentarse para que su Partido no se divida, y por el bien de Galicia, esto es, para hacerle un favor al mundo. Pero lo cierto es que el mundo no mejora con políticos recios y faltos de matices como Fraga; ni avanza realmente con tal sobredosis de pasado. En contra de lo que con ese candidato vitalicio se está vendiendo urge ahora recordar que nadie es imprescindible, que delegar y pensar en el futuro son virtudes necesarias para los servidores públicos, pues sus puestos no son un fin a si mismos, sino un medio para que, supuestamente, la sociedad funcione, y mejore. O por decirlo en palabras de Ortega y Gasset: «un político mediocre piensa siempre en la próxima elección, pero un estadista piensa en la próxima generación». Fraga, padre eterno que no quiere tener a nadie sentado a la derecha, tiranosaurio que se resiste a extinguirse, Fausto, anacronismo gastado de tanto crujir. Se supone que los ingenieros que, como él, diseñaron la democracia actual con tiralíneas, inventaron los trucos que posibilitaban a un gobernante volver a presentarse a los ochenta y pico años sin que la ley le obligue a jubilarse como a todo hijo de vecino. Curioso. Ha pasado el tiempo borrando paulatinamente su rostro, sí, pero su ambición y su vanidad continúan intactas; y su poder, su presencia, su insistencia.... Ahora Fraga vuelve a presentarse y tal vez incluso gane, pero el mensaje involucionista, decadente y carca que su prolongadísima presencia en la política manda a la ciudadanía, no tiene que ver con la abnegación, el talento, el carisma y la vocación de servicio sino que nos remite, a su pesar y el nuestro, al empecinado y nefasto ejemplo del sicótico barbudo de la Habana. Con Fraga omnipresente la campaña electoral gallega, cuando toque, será la misma de siempre repetida..... Ahora, en pleno sigo XXI, en esta España de la innovación, la imaginación y el dinamismo, va Fraga y se vuelve a presentar. Ya dicen que hay un gallego en la luna.... ¿Será él? Largo y lento, como un blues.

Cargando contenidos...