Diario de León

GALOPANDO NUBES

Los amantes de Orbajosa (y II)

Publicado por
MARGARITA MERINO
León

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SEGUNDA PARTE DEL discurso de P.P.O. ante su tumba: (Continúo transcribiendo las palabras de don Pirulo Piringallo Onán, Cronista oficial de Orbajosa, en este importante acontecimiento). «Mas ellos, nuestros eximios hijos, se morían de ganas de devorarse a besos, pero a la hora del carpe diem, los días de las rosas y de in vino veritas, sólo supieron cocearse como mulos. Mañas y trucos intoxicaron más las nefastas relaciones ancestrales de nuestros locales Capuletos y Montescos llenándolas de odio hasta desfigurarlas sin salida en un saldo de muertos de sus sagas feroces que el duelo no amilanó. Hay que decir que no hubo tregua en sus trincheras, que sus batallas no han conocido otra certidumbre que la derrota para todos en el luto de aquellas mocedades. No cabe pues otro dato distinto de la desesperanza y blá, blá, blá en los falampos y los cuévanos y los espárragos de la nieve: también los idus de marzo eran sátrapas, preñados de más ergástulas que orgones reichianos, apunta el afamado vate lucense Estreñido Latines. Y que así sea por bien de quienes adelantan más dedicándose al recio deporte balompédico, cura salutífera contra la imaginación y sus vicios: ¡Viva el Sporting de Xixón! ¡Cultural, ra, ra! El desconsuelo les bamboleaba por aledaños de puñales y manubrios, ah herejía y yermo de las horas, que dice Homóplato, cap xii,: «cuando el demonio no tiene que hacer con el rabo espanta las moscas» y redunda precavido en su útil conseja: «átese corto al buey que suelto bien se lame (22)» Así trampeaban nuestros pícaros causando un pandemónium de jaquecas sin cuento a sus vecinos. Y para olvidarse buscaron la costumbre de un tic de obedientes ojos bovinos donde no encontraron reflejado el rayo de sus miradas de rapaces. No tienen un recuerdo de baba deleitosa entre sus bocas, el hormigueante ascender de las voces, los muslos o las manos, los coitados. Se separaron sin pronunciar su amor alucinado. No hubo equilibrio, consumación ni olvido en este seco vendaval de ácaros tan trágico. Un motín sangriento de agraviados les asesinó en el agotamiento que su pernicioso vivir les producía a muchos. Ejércitos cayeron rendidamente enamorados de sus arrestos respectivos de milicos y fueron a su vez abandonados sin una explicación más allá de su empecinamiento, que las testas de esta villa acreditan por doquier su solidez cuadrúpeda. Aquí están, juntos por fin. Una extraña floración aparece en los mármoles y hemos tenido que reforzar técnicamente las estatuas conmemorativas varias veces, pues oscilan en sus peanas hasta e go Capidisminuido ha tenido que ser reparada en ciertas partes estratégicas y la de Carolín Mac-Hista MeadoShu ha perdido un pecho en las últimas lluvias. Santa Teresita de Lisieux les acoja, y Santa Gema y San Sinforoso de Abracadabrante, y Santo Fuencislo del Barullo les perdonen sus tragos tabernarios. Y que cada palo aguante su vela, y cada perrillo su...: si no han podido reunirse en la vida, que se reúnan en la muerte y libren al mundo de su desazón. Que descansen (y de paso todos los demás) en paz, y si no que se vayan al infierno con sus fuegos malditos».

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