Con su aire más rockero, Ubago irrumpió en un escenario magníficamente iluminado, pero en el que se echaban en falta las pantallas de vídeo, presentes en su anterior gira.
Canciones nuevas como «Dame tu aire», «Cuanto antes» o «Otro día más», se mezclaron con éxitos ya conocidos de su primer trabajo, «¿Qué pides tú?», como «Sin miedo a nada» o «Ahora que no estás».
El público -sobre todo el femenino- enloquecía con cada una de los temas del cantautor vasco, cuyas letras cantaron fielmente durante todo el concierto.
Ubago, a pesar de la mala acústica, se esforzó y ofreció lo mejor de sí mismo sabiendo conectar con un público que coreaba a voz en grito sus temas más conocidos.
En «Fantasía o realidad» muestra de nuevo sus dotes, interpretativas y compositoras, añadiendo unas enérgicas pinceladas rockeras, en las que conviven guitarras, pianos y órganos.
Tras lograr unas cifras de ventas que ni él podía imaginar, Ubago afronta la reválida artística utilizando las mismas armas que le llevaron al éxito; su sencillez y su innegable talento como compositor.
Sus celebrados temas lentos, que se han erigido en exquisitas piezas de pop adulto trascendiendo a su natural público adolescente, vuelven a ser sin embargo el eje central de su nueva propuesta.
Rápidamente, el público se metió en las canciones y disfrutó de uno de los valores más prometedores del panorama musical español.
Un grupo de jóvenes procedentes de Asturias, anima a su cantante.
El intérprete cumplió con lo que de él se esperaba, pero la mala calidad del sonido y la escasa afluencia de público deslucieron un evento que llevaba varios meses anunciado y no cubrió las expectativas.