Diario de León

La actividad humana y el clima son las fuentes de los contaminantes atmosféricos

El aire que respiramos en Castilla y León es de muy buena calidad

De los parámetros medidos, sólo el ozono superó los niveles de información

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Miguel J. Tré - león
León

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Para cumplir con la obligación legal de difundir la información a la sociedad, la Consejería de Medio Ambiente ha dado a conocer el Informe 2003 sobre la Calidad del Aire en Castilla y León, el que se concluye que el aire que respiramos es de buena calidad. Con la presentación de este documento se complementa la difusión diaria que se hace a través de la página web de la Junta, en la que se recogen los datos de los diferentes contaminantes que se miden en las estaciones repartidas por la geografía regional. El texto se basa en las cifras obtenidas tras la medición en continuo de los valores de inmisión de siete contaminantes (dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, ozono, partículas, plomo y benceno), por su relación con la protección de la salud y conservación de los ecosistemas, y para los que la legislación establece las concentraciones máximas admisibles. Según indicó el director general de Calidad Ambiental, José Antonio Ruiz, durante la presentación del informe, «la procedencia de los contaminantes puede ser, de origen antrópico, generada por la actividad humana (tráfico, focos domésticos e industriales), y de origen natural, debida a la situación geográfica y las condiciones climatológicas». Explicó, igualmente, que en el estudio se recogen tablas en las que se analizan los niveles reglamentarios vigentes y, además, una proyección de la situación futura, teniendo en cuenta las tendencias existentes y los niveles más restrictivos que entrarán en vigor el día 1 de enero del año 2005 (partículas) y el 1 de enero del año 2010 (óxido de nitrógeno). El aire que respiramos La principal conclusión que se extrae del informe es que la calidad del aire en Castilla y León es buena. Además, se puede hacer una reflexión sobre dos contaminantes, que han tenido un papel más reseñable durante el año 2003: el ozono y las partículas en suspensión, si bien los datos obtenidos no justifican ninguna situación de alarma. Según recordó José Antonio Ruiz, el ozono es un contaminante muy complejo, del que se tienen escasos conocimientos en cuanto a su producción, que es propio de la estación estival y está asociado fundamentalmente a fenómenos de insolación. Además, hay que diferenciar dos niveles de concentración, el de información a la población, cifrado en 180 microgr/m3, y el de alerta, marcado en 240 microgr/m3. El director general afirmó que «a pesar de las circunstancias climatológicas que se dieron en Castilla y León durante el pasado verano, tan sólo se han constatado 29 episodios (12 en las estaciones autonómicas) de superación del nivel de información a la población y siempre muy alejados de los niveles de alerta». Las estaciones con mayor índice correspondieron a las ubicadas en las vías de tráfico intenso y en las próximas a zonas industriales. Indicó también que, como los grupos de riesgo son los ancianos, niños y personas con problemas respiratorios, la mejor medida preventiva es evitar la exposición solar y los esfuerzos en las horas centrales del día. En cuanto al segundo contaminante, las partículas, Ruiz explicó que se trata de un fenómeno de carácter esporádico provocado por intrusiones de partículas saharianas, que si bien puede afectar al resto del continente, es mucho más frecuente en la Península Ibérica. En este sentido, afirmó que «aunque pueden aumentar los valores registrados, se recuperan la normalidad al desaparecer la situación climatológica y no justifican la generación de alarmas».

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