Ponte carranca...

...QUE VIENE EL LOBO. Los criadores y mastineros leoneses andan con el aullido tras la oreja. Vienen los de Madrid a gobernar una raza que tiene en estas tierras la cuna de su caudal genético y más de la mitad de toda la camada nacional. Los mastines los tienen por allí para concurso y chalet mayormente y ahora que se transfiere a la comunidad autónoma el control de esta raza quieren quedarse con la titularidad, la representación, los libros de origen, el santo y la limosna. Los de aquí se han quedado perplejos y un poco insultados. ¿Serán capaces en Valladolid de decretar la injuria? Serán. Pero se ha respingado la parroquia con el fuero en la mano y la raza en la otra. Hablamos, aunque ahora lo apelliden español, del mastín leonés, del gran perrazo cuya raza ha pervivido porque los ganaderos de todas estas montañas se cuidaron muy mucho de preservar sus perfiles, cualidades y morfología. Que se lo digan a Amadeo Alejandre, que fue el primer criador leonés en serio y que este año le honran con lo debido, el título de Pastor Mayor de los Montes de Luna que celebraremos el domingo en Los Barrios, donde se cita también el mitin y concurso mastinero más señalado de Europa. Amadeo sabe de perros en largura y experiencia y hace años asombró en Paris al universo canino llevando a un mastín negro de sus camadas al título mundial de entre todas las razas. Le ronca el orgulllo y los sudores viendo verdad en el viejo dicho «de fuera vendrán que de casa te echarán». Y nos recuerda que este monumento natural del mastín es una herencia intocable de quienes, por la cuenta que les traía y por el lobo que amagaba, mantuvieron pura la raza, la emparejaron con ley de casta y dibujaron una conducta que le otorga a esta raza condiciones de nobleza y fiereza contra el ladrón que entra a robar al rebaño casi siempre con ardid y por la puerta trasera. Las características del mastín corren algún peligro cuando al perro se le dan otras funciones en chalet pijo o en pasarela de modas, en cuyo caso se le buscan mestizajes y alardes morfológicos que desbaratan esta herencia ganadera. Uno, que de mayor espera ser mastín, se alegra de que en León se hayan sublevado por esta entrada de puerta falsa. Ya robaron el apellido leonés del mastín. Que ahora se lleven la raza entera es delito. Así que... a ponerse la carranca.