A la busca del Centro Perdido

PARECE SER que la principal doctrina a debatir en el Congreso Nacional del PP, convocado para el mes de octubre, que es cuando de verdad maduran los sarmientos, será la de encontrar el Centro Perdido. Una especie de aventura, a lo Jhon Jones, pero sin efectos especiales. El señor Rajoy, el gallego de la constancia, que le dicen, ha sugerido en forma de mandato que en dicha reunión los sabios que intervengan deberán centrar todos los esfuerzos en descubrir el paradero del Centro, misteriosamente desaparecido desde que el señor Aznar abandonó el puesto que tenía allí, delegando el menester de mantener armada la hueste en el heredero, don Mariano. Ante el anuncio de la asamblea popular, de la cual piensan algunos que pueda salir, limpio y fecundo, el Centro, todos los demás grupos, más o menos flotantes, sobre las aguas turbias de la política que mandan hacer los tiempos, se han apresurado a concertar un seminario para estudiar los posibles efectos de la operación Rajoy y proceder en consecuencia... Incluso el electorado legionense, que ya saben ustedes lo pacífico que suele ser, así se hunda el mundo y sus islotes, ha dado ya la voz de alarma y verdaderos batallones de bien armados soldados de la causa, se apresuran a rechazar de antemano la recuperación del Centro Político de derechas, que es lo que se pretende. Y el buen pueblo, que no se mete con nadie, alega que lo mejor sería que dejáramos como está el gráfico político, porque es que siempre que los profesionales se deciden a enmendar alguna plana o a enderezar algún renglón torcido, se produce la catástrofe. Lo cual no quiere decirse que la derecha sea la buena y el perverso el izquierdismo por muy tranquilo que se muestre. Es posible, y todos lo aceptamos, que tanto los unos como los otros y aún que los de más allá resulten en la práctica aptos para el servicio, pero el pueblo, digo, anda más escamado que un besugo y dado que ya, por experiencia, conoce perfectamente lo que da de sí el Centro, lo más cuerdo, lo más políticamente aconsejable sería que se olvidaran del Centro, con el que aquel Presidente del Onésimo intentó llevarnos perfectamente dominados... Yo, como ya habrán notado mis pacientes lectores, no soy de derechas, pero ello no es obstáculo para que no reconozca los valores reales de la tradición y la doctrina de la Rerum Novarum, que era y debe ser la que corresponde a una derecha bien entendida, civilizada, abierta y generosa. Venirnos ahora a los españolitos madre nos guarde Dios, con recuperación de normas ásperas y notoriamente tiránicas, para recuperar el poder y proceder a su aplicación sin reparos, puede parecernos a los españoles de hoy y de mañana, un disparate.ss En resumidas cuentas, amigo Rimaco, todo es política, y la política no es, como dejó escrito Alberto Moravia, «sino el arte de obtener el dinero de los ricos el voto de los pobres, para después, defender, en bien del país, eso sí, a los unos de los otros». Para este menester, se reunirán en Asamblea Plena el señor Rajoy sus muchachos.