Hija de la quimioterapia

Una preciosa niña nació el pasado jueves, hacia las siete de la tarde, en el hospital uni-versitario Saint-Luc de Bruselas (Bélgica). Probablemente, nunca será una aspirante al trono de los Sajonia-Coburgo-Gotha, los soberanos de su país, y quizás tampoco le seduzca la idea de convertirse en primera ministra. Pero lo que sí tiene garantizado es un puesto en la historia, pues es el primer ser humano que viene al mundo después de que a su madre, víctima de un cáncer, se beneficiase de un trasplante de ovarios. Tamara pesó 3,72 kilos, goza de una salud formidable y tuvo que nacer con 15 días de antelación debido a su madurez. «Estoy muy feliz, es lo que siempre he querido». Ouarda Touirat, de 32 años, era incapaz de ocultar el brillo de sus ojos pardos cuándo describía ante las cámaras de televisión la alegría que sentía por el nacimiento de su hija, en muchos aspecto un producto de la ciencia, pero también de su lucha y su determinación por aferrarse a la vida. Cuando contaba apenas 25 años, esta mujer belga, de origen marroquí, tuvo que someterse a un duro tratamiento para combatir un cáncer precoz, un variedad de linfoma conocida técnicamente como la enfermedad de Hodgkin, hasta el punto de que las sesiones de quimioterapia acabaron por dejarla estéril. Y después, un hijo Ahora bien, a Ouarda le fueron extraídos varios fragmentos de sus ovarios antes de comenzar con la terapia anticancerígena. Este material fue congelado y una vez que la paciente logró superar su enfermedad, se le implantó nuevamente, una técnica que los científicos denominan «autotrasplante ortotópico de tejidos de ovario criopreser-vados». Lo que siguió a este peculiar proceso, no tiene ciencia ninguna: Ouarda Touirat se volvió fértil y quedó embarazada de forma natural tras unos cuantos intentos. El nacimiento del primer bebé por trasplante ovario fue anunciado ayer en la versión electrónica de la revista médica británica The Lance t. Su principal autor, el profesor Jacques Donnez, de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), manifestó que este avance «abre nuevas perspectivas para las jóvenes pacientes que enfrentan una insuficiencia ovárica precoz», o menopausia precoz, producto de una quimioterapia o una radioterapia, que anula cualquier posibilidad de embarazo. Es más, Donnez incluso señaló que la crioconservación o conservación en frío «deberá ser propuesta a todas las mujeres jóvenes a las que se les diagnostique un cáncer, junto con las otras opciones existentes para preservar su fertilidad», como pueden ser la maduración in vitro de ovocitos inmaduros o la congelación del embrión. Otros intentos No es la primera vez que los científicos intentan traer a alguien al mundo a partir de una mujer esterilizada debi-do a un cáncer. En marzo del 2004, la misma revista científica publicó que un equipo de Estados Unidos habían realizado un experimento similar con una mujer de 30 años, que también quedó estéril tras someterse a una quimioterapia para combatir su cáncer de seno. No obstante, tras recurrir a la fecundación in vitro y a una implantación de embrión en el útero, no lograron que la paciente quedase embarazada. Los tratamientos anti-cáncer pueden alterar la fertilidad de las mujeres y la de los hombres, aunque estos últimos lo tienen más fácil para poder ser padres pues basta con que congelen su esperma antes de iniciar la terapia. Aun así, el experimento vivido por Ouarda Touirat abre grandes perspectivas, ya que, por lo de pronto, sobrevivir a un cáncer le ha traído como justa recompensa la sonrisa de un hijo.