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Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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EL GOBIERNO socialista -escríbase con minúscula, por favor- sigue desarrollando su programa pretendida y pretenciosamente liberador. En esta semana ha saltado a la palestra la reforma que afecta a los trámites para el divorcio, que algunos han calificado ya como «divorcio exprés», en razón de su rapidez y simplicidad. Una puerta abierta más para que el frío helador de la postmodernidad, del «todo vale» y del «fue bonito mientras duró» pueda producir una pulmonía crónica y endémica en la ya deficiente salud moral de nuestras familias y, por ende, de toda la sociedad. Y es que el laicismo es así. Claro que nadie puede llamarse a engaño, porque, a falta de otras grandes causas -es un decir-, bueno es emprenderla con la clase de religión (católica, no se equivoquen), con el matrimonio de los homosexuales, con el cuarto supuesto del aborto, con los acuerdos con la Iglesia o con el divorcio a la carta. Otras cuestiones como la justicia, la veracidad, la laboriosidad, la solidaridad, los extensión a todos de todos los servicios sociales, la mejora de la sanidad pública, la igualdad de oportunidades educativas y laborales, la erradicación del hambre, la causa de la paz verdadera, la acogida del inmigrante... pueden seguir esperando. Parece que los actuales gobernantes han sido elegidos primordialmente para que tengan como primera meta la pretensión de acabar con el tapón y freno que para la modernidad supone la moral judeo-cristiana, que tiene atenazado a todo Occidente. Leña, pues, al mono. Pasemos a otras cosas, que son las que conforman nuestros pulsos diarios y dejémonos de calentar los cascos con las cuestiones que otros tienen como primer objetivo. Porque, a lo peor, terminamos pensando que no hay más mundo ni más futuro que el que ellos apuntan con el dedo. Ya que hemos citado a los emigrantes, no olviden que mañana la Iglesia celebra el Día de las Migraciones, que este año quiere destacar nuestras legítimas diferencias puestas en común sobre la gran mesa de la paz. En León se conmemora con la inauguración (anteayer) de una sede intercultural para inmigrantes (en la calle Plegarias) y con un encuentro de intercomunicación y oración en la tarde de mañana, en la parroquia de San Francisco de la Vega. Obras son amores. Vayamos a lamentaciones que acaben en agradecimiento. La razón última está en la crisis de vocaciones religiosas. Vean, si no: en las últimas semanas se nos han ido de nuestras diócesis dos comunidades de religiosas, que llevaban tiempo y tiempo desarrollando una encomiable y eficaz labor. De Villafranca del Bierzo se han ido las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, que cumplían más de cien años impartiendo enseñanza y acogida en el internado de quienes necesitaban ese servicio. Puebla de Lillo y su entorno han quedado sin la presencia y la actividad de la comunidad de las Hijas de Jesús, que estaban allí desde 1986, dedicadas a la enseñanza, a la animación socio-cultural y a tareas evangelizadoras, catequéticas y litúrgicas. Gracias por todo y que Dios les pague esa entrega con un renuevo de fuerzas para regresar en su día o para acometer otras misiones en otros lugares. De verdad que sentimos su marcha. En el capítulo de lamentos, incluir también la deplorable situación que vive la gente de Laguna de Negrillos por el problema de la propiedad de la iglesia de la Virgen del Arrabal. Una villa con tanta historia, tanta tradición, tanta religiosidad, tanto buen hacer, no puede caer en el pecado de la barbarie, la sinrazón y el grito. Por amor de Dios, que cunda el sentido común, el diálogo y la buena voluntad. Que, a lo peor, es esto último lo que falta. Seguramente la tan querida Virgen anda con ganas de echarse a llorar. No es para menos. Y ahora vayamos a signos de esperanza. En la Colegiata de San Isidoro han empezado las obras para remozar, como mandan los tiempos, la Casa de Espiritualidad, que a buen seguro dará muchos frutos de ídem. La Universidad, y más gente con ella, celebra Congresos sobre el monacato femenino y sobre el Cardenal Lorenzana, tan nuestro y tan desconocido. Está ya abierta la matrícula en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, de León, que concede diplomatura y licenciatura, con reconocimiento civil. Y otra más: en León estamos a la puerta (se inaugura el día 5 de octubre) de un Año Santo, diocesano, eucarístico y mariano. La Virgen del Camino y San Froilán tienen la bendita culpa. Prepárense.

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