Zapatero rebaja la tensión por la Religión y la Iglesia le pide un pacto

El Gobierno mantendrá inalterable el marco jurídico que desde hace más de dos décadas rige las relaciones entre Iglesia y Estado. José Luis Rodríguez Zapatero puso ayer freno a las especulaciones sobre un plan de su gabinete para suprimir las ventajas de que goza la religión católica en España -la financiación a través del IRPF y los acuerdos en materia de Educación, principalmente- y aseguró que no tiene previsto promover cambio alguno en esa dirección. El jefe del Ejecutivo trató así de atemperar los ánimos de la jerarquía eclesial, molesta por sus últimas propuestas en materia de derechos civiles. «Yo siento un profundo respeto por la posición de la Iglesia católica por más crítica que ésta sea», aseveró. El equipo de Zapatero es plenamente consciente de que un enfrentamiento con la Iglesia no puede deparar más que problemas. Sus iniciativas para legalizar el matrimonio entre homosexuales y reformar la ley del divorcio o las menos perfiladas de ampliar el derecho al aborto o regularizar la eutanasia, han puesto en estado de alerta a la Conferencia Episcopal, que ya anunció la pasada semana que emprendería campañas informativas para hacerles frente. Un día después de presentar su proyecto de reforma de la ley de educación -por el que la asignatura de religión pasará a ser opcional-, el jefe del Ejecutivo y su vicepresidenta primera redoblaron esfuerzos para el asunto no vaya a mayores. «Lo único que está haciendo el Gobierno es cumplir con su programa electoral: ampliar los espacios de libertades civiles y reformar el sistema educativo». En una rueda de prensa junto al presidente checo, Vaclav Klaus, el líder del PSOE encontró ocasión de referirse a esta cuestión interna y lo aprovechó, no sólo para lanzar un mensaje tranquilizador a la Iglesia, sino para pedirle de forma indirecta respeto hacia las decisiones soberanas de las Cortes. «En democracia las leyes las dictan los parlamentarios en representación de los ciudadanos». Con todo, Zapatero admitió que la jerarquía católica está en su derecho de expresar las críticas. «Lo respeto, pero por mi parte no habrá esta actitud», aseguró.