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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Los dineros de la Caja

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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HUELGA ADELANTAR que cuando nos referimos al C aja, estamos mencionando la nuestra, la antigua y la benemérita Caja de Ahorros y Monte de Piedad que Dios guarde. La Caja de Ahorros de León fue nuestra buena madre que, como añada la copla, nos tiene de su mano y nos quita las hambres. Se decía y con muy justa razón que en León, o sea en nuestro territorio, todos los edificios, todos los comercios y las dos o tres industrias que se intentaban, «miraban hacia la Caja de Ahorros» Uno de los últimos presidentes de la institución, don Emilio Hurtado Llamas, se comprometió personalmente ante los leoneses, fueran o no impositores, y se dispuso a llevar a cabo un verdadero plan de rehabilitación de la Ciudad. Y creo grupos escolares y núcleos de casas sociales y centros psiquiátricos y acudió a los labrantines y ganaderos con ayudas de urgencia cumpliendo así una de las obligaciones legales por y para las cuales había nacido: erradicar la usura, que era práctica habitual en el territorio y a cuyo fementido ejercicio se dedicaban los personajes más sobresalientes de la tribu, porque ya por entonces se decía que en León el que no se dedicaba al oficio de prestar dineros con su «aquel», estaba condenado a llamar a la puerta de la Caja. La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, sufrió, como todos los estamentos del país, los envites lógicos del llamado progreso, que consistió en que la Caja se convertía en institución bancaria o financiera o fiduciaria a lo grande, es decir implicándose en los negocios propios de su condición de instrumento legal para ganar dinero, como dice el axioma germánico («si puede ser por las sendas de la virtud y si no fuera así posible el medro, como fuera), porque el caso en lo que a esta clase de Centros operativos se refiere, es hacer negocio. En nuestra hora la Caja de Ahorros se ofrece como garante de las trampas de organismos oficiales: por ejemplo, el Ayuntamiento. Como éste, o sea el Municipio, debe tanto o más que la Alemania de la postguerra, la benemérita institución bancaria se adelanta para explicar a la Municipalidad que oiga se acabaron los procedimientos que la perra gorda y de la Casa de Empeños, y que como lo que le sobra a la Institución es el dinero, está dispuesta a sacar del atolladero o sea a sufragar la deuda municipal y espesa, a cambio, claro es, de que el dicho Ayuntamiento tramposo apruebe las oraciones de venta de los terrenos de La Lastra, por ejemplo, la transformación del agua en una sociedad mixta o lo que traducido al castellano o al lleunés, privatizando el medio y convirtiendo el resultado del manejo en una sociedad mixta. El pueblo soberano, se quedaría sin parcelas para revender y sin agua para beber, a la espera de que los organismos derrochones puedan vender el aire que respiramos. Naturalmente nosotros, que somos ignorantes, no disponemos de argumentos para oponerlos a los resultados de los debates que sin duda han dado como resultado, la venta o arrendamiento o lo que resultare de todos los bienes venales de la comunidad, pero ya es significativo que los gobernantes recién llegados y algunos ya veteranos, no sean capaces de nivelar presupuestos ni de equilibrar gananciales si no es dilapidando, vendiendo y arrendando el sol, el agua, la tierra y la luna en verso... ¡Así, gobierna cualquiera!