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De León al Cho Oyu

Jesús Calleja es el primer español que alcanza los 8.201 metros de la diosa turquesa del Tíbet esta temporada, cuando se cumplen los cincuenta años de su coronación

Publicado por
A. Gaitero - redacción
León

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«Lo tenía todo en contra», pero le han sobrado quince días para coronar la octava montaña más alta del mundo, el Cho Oyu. El leonés Jesús Calleja no sintió vértigo al asomarse a la tierra desde los 8.201 metros de altura de la diosa turquesa del Tíbet porque cumplía el sueño de su primer «ochomil». El Cho Oyu es uno de los catorce colosos de más de 8.000 metros que hay en el mundo y el más escalado después del Everest. Era la hora del sol naciente del 25 de septiembre, con la luz rozando las cumbres del Himalaya, un momento propicio para conquistar una montaña. Las seis de la madrugada -precisa el montañero- «aunque tuve que esperar unas horas para hacerme la foto porque el sol tiene que situarse de tal forma que se vea el Everest para que la escalada se considere válida». Desde Katmandú, donde se encuentra ahora, recordaba que «me faltaron Juanito y mi compañero Manuel Caballero». El alpinista vasco le había prometido acompañarle en esta expedición, pero las lesiones sufridas en la ascensión al K-2 en julio no se lo permitieron. Calleja tuvo en cambio «una ventana de buen tiempo», la que les faltó hace un año a él y su compañero de fatigas, que este año no podía escalar, para tocar la cima del Cho Oyu. Las lágrimas de aquel primer intento «merecieron la pena», comenta Calleja, quien también es el primer español que toca la cima de la diosa turquesa esta temporada. La hazaña himalayista del leonés coincide con una fecha muy señalada en el Cho Oyu porque este año se cumple el 50 aniversario de la ascensión de Herbert Tichy y Joseph Joechler con el sherpa Pasang Dawa Lama. Se calcula que desde entonces se han realizado un millar de escaladas a la cima del Cho Oyu, aunque no todas sin oxígeno. Escalar un «ochomil» a pelo exige al ser humano un proceso de aclimatación a la altura, porque el desgaste de energía se multiplica y todo hay que realizarlo con más lentitud, como a cámara lenta. Requiere de una forma física excepcional, por lo que Calleja se sometió las pruebas médicas en el centro de alto rendimiento de Valladolid antes de iniciar su segunda aventura en el Cho Oyu. Los campos base, el primero situado a 4.900 y el último a 7.600 metros de altitud, sirven para realizar este proceso de aclimatación en las colosales alturas de la cordillera del Himalaya. «Estoy en el mejor momento de mi vida y espero que el efecto memoria me funcione para aclimatarme mejor a la altura», dijo antes de salir de León. Y le ha funcionado porque terminó la expedición con quince días de antelación a la fecha prevista, a primeros de octubre, y realizó el descenso en menos de 12 horas. Jesús Calleja, de 39 años, llegó el 1 de septiembre al Tíbet, territorio ocupado por China, que cuenta con dos de los 14 «ochomil» que hay en el mundo. Los otros doce están Pakistán (cinco) y Nepal (siete). Su pasión por la escalada comenzó en el tren de Matallana, en el que viajaba a los 13 años sin que su madre lo supiera para gozar en las montañas de León. Luego fue el Naranjo de Bulnes -ya ha se ha medido en cinco ocasiones con su mítica cara oeste- y a los 21 años, primera visita y primeras escaladas al Himalaya. Se subió al Kilimanjaro, la montaña más alta de África, en 1990. Se gana la vida como guía de rutas de montaña y para esta expedición le prometieron ayuda el Ayuntamiento y la Diputación de León.

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