A LA ÚLTIMA
Matrimonio gay
LA HOMOSEXUALIDAD es un hecho estadístico y real en las sociedades humanas, por lo que su ejercicio, como el de la heterosexualidad, debe ser asumido por la legislación. Con la parsimonia de toda sociedad en la que lo heterosexual ha laminado durante mucho tiempo a su contrario, en España se ha ido reconociendo paulatinamente el derecho de la homosexualidad no sólo a su libre expresión, sino también a la regulación civil de sus derivaciones, como el emparejamiento legal. Y ha surgido así el problema -o la solución- del matrimonio entre homosexuales, que el Gobierno socialista aprobará en su consejo de hoy viernes. A la luz de las encuestas, una mayoría muy amplia de españoles se muestra a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, lo que revela un alto nivel de modernidad, dicho sea esto sin rendir a la modernidad los honores que suele otorgarse a sí misma. Pero se trata de un hecho, el hecho homosexual, al que el Gobierno del PSOE va darle un tratamiento legislativo equiparable al del heterosexual, mientras que el PP, presionado por las encuestas, no quiere distanciarse del asunto, acercándose a él. Poco antes de que el Gobierno apruebe la regulación del matrimonio entre homosexuales, el portavoz del PP, Zaplana, anunció que su partido va a presentar en el Congreso una iniciativa parlamentaria sobre regulación de parejas de hecho, incluidas las del mismo sexo, aunque huyendo de la palabra matrimonio, lo que si no es totalmente modernista, al menos reconoce que, en su esencia tradicional, el matrimonio no tiene necesariamente que aplicarse a personas para las que no fue ideado ni secularmente legislado. Según la propuesta del PP, las parejas del mismo sexo que se inscriban en el Registro tendrían los mismos derechos que los del matrimonio, excepto el de adopción, una limitación muy llamativa sobre la que discrepan los psicólogos infantiles, pues unos piensan que el cariño de los padres o madres, aunque sean del mismo sexo, es suficiente para envolver a un niño en felicidad, y otros subrayan la hipotética crueldad de situaciones en las que esos niños adoptados podrían verse envueltos. Considera el PP que el proyecto del Gobierno es muy radical, mientras que su propuesta favorecería el consenso y evitaría una división en la sociedad.