Diario de León
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ANTONIO CASADO
León

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LA ÚLTIMA perla de Rajoy en el Congreso del PP fue una larga parrafada para decir que lo suyo es pasar página y mirar al futuro. Se refiere fundamentalmente a los sucesos de marzo como eje argumental sobre el que gira la crispación de dos interpretaciones contrapuestas. Todo lo contrapuestas que ustedes quieran pero, desde el punto de vista práctico, seguir en sus respectivas estelas es inútil, carece de sentido, es el agua pasada que no mueve molinos. Así lo cree Rajoy, pero no encuentra la forma de trasladarlo sin correr el riesgo de que le tachen de traidor, que todo es posible. ¿Cómo pregonar la doctrina del pase de página sin molestar a los suyos? Ese era el dilema de Rajoy: inocular en su gente la idea de que olvidar ese pasado, el que se aloja en el laberinto de tres días de marzo, es imprescindible y no puede interpretarse como una renuncia al pasado genérico del PP, que incluye buenas actuaciones políticas y éxitos indiscutibles, por ejemplo en materia de economía y de lucha contra el terrorismo. La parrafada de Rajoy, la perla a la que me refiero, tomada de su intervención de cierre en el XV Congreso Nacional del PP, sonó más o menos así: «El 14 de marzo pasó lo que pasó, y todos sabemos lo que pasó, y todos sabemos cómo paso y todos sabemos por qué pasó. Pero pasó. Y como ya pasó, pues eso es el pasado y lo que yo quiero es mirar al futuro». Como se ve, el exordio verbal de Rajoy para decir sin decir, y hablar sin hablar, del 11-M, o del 14-M, o de la guerra del Irak, resulta hasta cómico. Pero no tenía nada de cómico en un congreso donde el frenesí y los entusiasmos no se centraron precisamente en las apelaciones al futuro formuladas por Rajoy, Ruiz-Gallardón, Piqué, Matas, sino en las enormidades de José María Aznar, que interpretó un patético 'revival' de la cal viva de los GAL, aquel odioso precursor de las guerras preventivas de Bush que ahora tanto gustan a Aznar. Tampoco tenían nada de cómico, y sí mucho de imprudencia, las referencias del ex ministro del Interior, Angel Acebes, secretario general del PP, a una malsana nostalgia socialista de la guerra civil que, según sospecha debida a su propia imaginación, es un clima que al PSOE le gustaría recrear en pleno siglo XXI. Qué barbaridad.

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