OPINIÓN
Héroe por partida doble
DE POCO le sirvió su vocación teatral, que en sus primeros años lo trajo a Europa para estudiar en la Comedie française y trabajar en el prestigioso Old Vic; ni haber sido, junto a su gran amigo, Robin Williams, los únicos dos alumnos de Cornell University seleccionados para recibir clases en Julliard; ni debutar en Broadway al lado de Katharine Hepburn, ... Empezó en el cine por la puerta grande, encasillándose en el papel de Superman para siempre. Tras el éxito le ofrecieron grandes películas ( American gigoló ), que él rechazó para centrarse en empeños modestos, más gratificantes como intérprete. Sus mejores trabajos pasaron desapercibidos: en Deathtrap , de Lumet, mantenía un vigoroso pulso con Michael Caine. El superhéroe se hizo humano al caerse de un caballo. A partir de ahí, el hombre de acero descubriría un nuevo sentido para la palabra heroicidad, según contó en Still me : «Un héroe es un tipo ordinario que encuentra la fuerza necesaria para sobrevivir a pesar de los mayores obstáculos». Él lo fue por partida doble: como actor, convirtiéndose en ídolo de niños; en la vida, demostrando que nunca se debe arrojar la toalla. «Estoy furioso y decepcionado. Creo que podríamos estar más adelantados en la investigación científica, y me encontraría en una situación bien diferente», había dicho tras sufrir el accidente.