Diario de León
Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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ALBERTO Ruíz-Gallardón y Esperanza Aguirre son como el aceite y el agua:imposibles de combinar. El alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad mantienen una guerra sorda por más que intentan disimularlo con sonrisas atravesadas. Esperanza Aguirre representa la esencia del PP mucho mejor que Gallardón. No es que Ruíz-Gallardón no sea de derechas, que lo es, sólo que es más moderno en su manifestación política, y eso le hace parecer diferente al resto de sus compañeros de partido. El alcalde de Madrid no se sale de la ortodoxia de su partido a la hora de gobernar, ya sea la alcaldía o antes la comunidad, es decir, que la suya no es una política de izquierdas, por más que haya procurado, porque es muy listo, cubrirse el flanco de la llamada inteligencia, escritores, actores, músicos, cantantes, etcétera. Gallardón no ha sido sectario a la hora de abordar una política cultural porque la dejó en manos de Alicia Moreno, antes consejera de cultura y ahora concejal de lo mismo. Y otra cosa no, pero Alicia Moreno ha demostrado que tiene un proyecto cultural en la cabeza, algo que desgraciadamente no han tenido las últimas ministras de Cultura del Gobierno de la nación, ni lo tenía Pilar del Castillo, ni parece tenerlo la socialista Carmen Calvo: a los hechos me remito. De manera que los intelectuales no se suelen meter con Gallardón porque valoran en él, es decir, en Alicia Moreno, lo que viene haciendo en pro de la cultura y ese reconocimiento a su política cultural por parte de gentes de la izquierda, es lo que a Gallardón le hace sospechoso en las filas de la derecha. Gallardón, ya digo, hace política de derechas pero con otras maneras y eso también le hace parecer diferente a los suyos, que practican el ordeno y mando y no se andan por las ramas a la hora de querer destruir al adversario. El alcalde combate a la izquierda pero con guantes de seda y, además, tiene un sentido institucional de la política, y del Estado, no es de los que creen que todo vale con tal de llegar, sino que además de combatir al adversario también hay que respetarlo. A mí me parece que es uno de los valores más importantes que tiene el PP, que tiene en definitiva la derecha española. Es una pena que el PP desperdicie el talento y la capacidad de liderazgo de uno de los suyos.

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