Cerrar
Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

Creado:

Actualizado:

ASTORGA, QUE ES tierra honda y que sabe conservar sus resonancias, ha acogido el rico legado literario y personal de uno de sus hijos más esclarecidos: Luis Alonso Luengo, que, por añadidura a su artorganismo es Cronista o era (por desgracia que muerto y sepultado), Cronista de la Provincia de León. Pero no como si el título fuera tan solo un dato de heráldica o un mero apunte en la Crónica general de su tierra de nacencia: Luis Alonso Luengo, además de Astorgano y Leonés con todos los sacramentos en regla, ejercía de tal. Y a su conocimiento, a su sensibilidad y a su condición intelectual, se deben las páginas más limpias, más claras y determinantes de la condición de Leonés. Nada de cuanto tiene o debe tener una referencia estricta en la Historia de León le fue ajeno, sino todo lo contrario, y hasta cuando los datos fehacientes le fallaban, su imaginación le permitía inventar leyendas, que suelen ser mucho más reales que la misma historia. Durante muchos años, y en circunstancias no siempre propicias me concedió el honor de su amistad y de su ayuda. Y si en plena borrasca política se alteraban las conciencias, Luis Alonso, mantuvo recto el sentido de la justicia y supo administrarla con rectitud y honra. Hasta el punto que debe proclamarse que entra tantísima inconsciencia y malaventura, el nombre y el estilo de Luis Alonso Luengo, fue ejemplo, al que sus discípulos y amigos nos atuvimos. El alcalde de la Ciudad de Astorga, Juan José Alonso Perandones, decidido guardador del sagrado patrimonio de la Ciudad, al mismo tiempo que rescataba la mansión de los Panero para convertirle en centro neurálgico del saber y sentir astorgano, consiguió que le fueran otorgadas a la ciudad las anotaciones personales, culturales e históricas que suponen la guarda y conservación del Legado de Luis Alonso Luengo, o sea se comprometió a restituir a la Ciudad, a su ciudad, la riqueza cultural que supone la reconquista de libros, de documentos y de señales de identidad que son al fin y al cabo lo que verdaderamente importa de los pueblos. Y estos fondos se han convertido ya en un manantial de conocimientos ciertos emitidos por un personaje ejemplar. Junto a restos romanos que sirven para acreditar la condición histórica de Astorga, estos papeles, estos libros, esta lección permanente que nos proporciona el mejor notario de su tiempo y de todos los tiempos de Astorga y de León ya tienen casa, y Astorga ya cuenta con un legado valioso. ¡Albricias, señor alcalde de Astorga! Y quiero dejar constancia de mi profunda envidia, dado que en León ni el Ayuntamiento, ni la Diputación, ni ninguno de los presuntos centros de cultura se permiten el lujo de adquirir para la Ciudad, para la región, el riquísimo patrimonio intelectual de León y como se perdían, por desidia, por pereza o por vulgarismo social, fondos literarios, científicos y artísticos, desdeñados por los centros responsables de la cultura leonesa. Legados que no encontraron ni guardián ni comprador, como los de Francisco del Río, los de Leopoldo Panero, los de Roa Rico, y tantos otros como fueron vendidos al mejor chamarilero y de los cuales se le negaron a León. ¡Joder, qué tropa! Que diría Romanotes, que era cojo y mal hablado.

Cargando contenidos...