Pembroke Pines es un parque con lagos, campo de golf y lugares para preparar churrasco con ketchup. A la fiesta se han sumado los feriantes.
Es mediodía, faltan cuatro horas para que llegue el candidato y ya se puede hablar de peregrinación masiva.
La llegada del aspirante se acerca y los animadores, auténticos charlatanes con punzantes mensajes,hacen las delicias del público.
Ha empezado a sonar No surrender (Sin rendición), un clásico de Bruce Springsteen de hace 20 años que se ha convertido en el himno oficioso de la campaña y entre cuyos acordes Kerry sube al escenario.
El mitin es breve. El aspirante es más incisivo de lo que se traducirá en los medios de comunicación. Habla sin cortapisas de los vínculos de Bush con las grandes corporaciones.