Diario de León

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EN ASUNTOS de mondongo, ¿dónde está la sustancia, en la sangre o en la cebolla?... ¡En el perejil!, ha dicho uno. Las morcillas no llevan perejil, cabestro, respondió otro. En este morcillón, sí. ¿En el cuálo? En este que vende la chacinería cortesana de Fuensaldaña con una tesis doctoral sobre el proceso autonómico que nos aflige y aprieta, porque hay en ese librote una cita de alguien que dice que la región leonesa nunca existió hasta que se produjo su invento intelectual en el siglo XIX. Ese es el perejil del problemón. Ahí está. Y también en las ramas de rábano, porque aquí los rábanos tienen ramas; y si se abonan bien, crecen como chopos. Y este rábano autonómico que acaban de desenterrar les parece de bulto catedralicio o el culo de una avispa. Si lo hubieran dejado enterrado, sería sólo un rábano, desconocido y perdido rábano en la espesa huerta de un historiador que ha hecho uno de esos libros que en realidad nadie lee. Y así, una mierda de cita ha sido entendida como un bofetón del conde castellano, un reto, una lanzada de guantelete de chapa al centro mismo del honor cazurro... Pero, ¿cual es el tamaño real de una ofensa? El que quiera darle el ofendido (Honduras y El Salvador se declararon una guerra por culpa de un partido de fútbol de guantazos y «remates»). A veces, aquí, se delata un vicioso interés escudriñador en ver ofensas hasta en las hojas de un rábano. Parece el caso (a quien no está acostumbrado a bragas las costuras le hacen llagas). Gracias a montar esta escandalera, han convertido en ofensa general lo que objetivamente debería ser una inflapollez, nimiedad, opinión legítima o una majadería pinchada en el lomo de un libro que en estos momentos agradece infinitamente la promoción que le están haciendo. Decía Manuel Azaña que «si quieres guardar un secreto, publícalo en un libro». Los desenterradores de secretos acaban de entresacar un rábano de entre los dos mil que guardaba secretamente este libro-huerto, le han echado perejil, lo han embutido en la morcilla y, por haberlo editado la institución autonómica, una cita perdularia libremente opinada ha sido puesta en la mismísima boca del presidente o conde-duque que preside el ejecutivo regional. La cosa es disponer de un agravio y anunciar después más guerra en la tierra de los rábanos como chopos.

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