Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Galicia la varona

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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ENTRE LAS comarcas, regiones o territorios propios y afectados, los leoneses estamos obligados a contar con Galicia, no solamente por formar parte de nuestras más entrañables fronteras con un habla entre berciano y galaico que obliga a que en nuestras tierras de León se establezcan por necesidad y por provecho mutuo escuelas desde el mejor entendimiento y manejo de la lengua de Rosalía de Castro. En alguna de sus doloras, se sintió obligada a lamentar: Castellanos de Castilla Tratades ben os galegos: Cando van van como rosas Cando vuelven como negros... A lo que Rosalía llamaba Castilla, y que era y es León, diga lo que quiera Villalar, llegaban los acentos del pueblo ceibe y la historia galaico-leonesa anduvo tiempo y tiempo unida para lo bueno y para lo malo, que no siempre los dioses amparan al que lo ha de menester y merecido lo tiene. Los afanes políticos, económicos, culturales y políticos de León anduvieron durante muchos años del brazo y del corazón unidos y se inscribió el reino de Galicia y León en los anales más vibrantes de sus biografías. Quizás hasta que vinieron los morenos y nos molieron a palos/que Dios ayuda a los buenos/cuando son más que los malos. O cuando, en el cansancio de la ruta, acaban por cogerse las manos y cubrir juntos la ruta hacia los alcázares de su perseguida gloria les encamina. Y cuando se llegó al momento histórico realmente trascendente y los distintos pueblos peninsulares se aprestaron a elegir su color y su acento, León, dicho sea en honor a la verdad, pensó vincularse a Galicia o a las Asturias preferentemente a la unión castellano-leonesa o viceversa; todavía la lucha. No solamente por razones de vecindad sino por cuestiones apremiantes de recuperación de la propia y segura identidad, uno de nuestros grupos de comunicación más en línea formó la unión entre este nuestro Diario y «La Voz» gallega, para mantener ideas que son objeto de ley para los unos y para los otros. Y para constancia de esta vinculación, de esta identidad, nuestro presidente, Santiago Rey, nos ha dispensado el honor de permitirnos la transcripción de un texto que, analizado en profundidad, es como la doctrina ética que nos une a los gallegos y a los leoneses. Dice en su pregón: «Lo que le corresponde a Galicia -y a León- no es llorar, sino desarrollar sus potencialidades y competir en el duro entorno europeo», invitándonos a evitar que la política gallega -y leonesa- se enrarezca «con políticas de incienso y discusiones de minifundio». «Asistimos -sigue anotando el compañero y sin embargo amigo de la Galicia apasionada y apasionante- sin embargo a suntuosos despilfarros en obras desmesuradas cuando no inútiles e injustificables». Como León, señores, como en León, en donde andamos como perdidos en la maraña confundidora de las delicias de Capua, allá donde la historia establece nuestra gran derrota. ¡Gracias por vuestra llamada de atención!

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