La vieja encina tiene salvación

A lo largo de casi ochocientos años ha resistido innumerables envites del tiempo, avatares todos ellos que no obstante han dejado huella en su estructura hasta el punto de poner en peligro su permanencia. Por ello, todo el pueblo de Otero de Toral ha puesto manos a la obra en busca de una solución que acabe con la ameneza de supervivencia de su encina. La ayuda inestimable de asociaciones como A Morteira y de la Diputación de Valencia pueden mejorar las perspectivas de un futuro que ayer quedó expuesto en concejo público. Ni la lluvia desanimó a los vecinos de esta pedanía berciana que, llamados por su apego a este vetusto árbol, escucharon detenidamente las explicaciones de uno de los técnicos del departamento de Árboles Monumentales de la Diputación valenciana. Paso a paso fue explicando la situación actual de una encina que en el mes de agosto perdió una rama y que en los últimos tiempos ha sufrido una inclinación importante dada la voluminosidad de sus ramas y la fragilidad de su tronco. Precisamente esos avatares han hecho que su inclinación hacia uno de los lados sea importante con el consiguiente riesgo que representa de irse al suelo. Esa problemática fue expuesta por el técnico levantino tras realizar fechas pasadas un trabajo de campo en el que quedaron patentes las deficiencias del árbol así como los mecanismos para poder subsanarlas en la medida de lo posible. Todo ello recalca una urgente una actuación que los vecinos, siempre dispuestos a mantener una imagen que desde siglos viene adornando su paisaje, aprobaron por unanimidad. Fueron ellos los que se han preocupado por cuidarla a lo largo de los años limpiando sus alrededores y solventando los problemas que pudiera tener en su desarrollo. Pero ahora los cuidados que necesita son mayores y más decisivos por lo que se hace preciso recurrir a instancias superiores para llevarlos a cabo. Y el pueblo, propietario de ella, dio ayer el visto bueno en el concejo público para que tanto la junta vecinal como el ayuntamiento busquen los recursos necesarios para mantener altiva una encina que se resiste a morir. El árbol, que según los estudios elaborados por dichos expertos puede alcanzar los cien años de vida, se convirtió en su día en el primero que aparecía en una ordenanza municipal, en este caso la del ayuntamiento de Villadecanes-Toral de los Vados y que, a pesar de su complicado estado, tiene serias posibilidades de salvarse.