Diario de León

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FUIMOS a Langre a rebato de magosto y el otoño berciano nos lidió con colores. Había fuego en la chimenea y en la cocina económica, hogaza en la mesa en nupcias con empanada y ese olor de promesa matancera que perfuma la panceta al fuego como un san Lorenzo emparrillado... y entrecalle choricero, tortillamen de alma tierna, viandas de otoño... y ese narcótico aroma tostado que sale del horno de las castañas... mucha charla y buena gente en casa de los Gundines cuando la lluvia nos metió a todos bajo vigas, junto a la lumbre... y eso es arrimarse, estirar el banco, acercar sillas, compartir, reir y recordar... y cháchara familiar que se amontona de palabras cuando es día de encuentros con gente de la sangre venida de lejos. El otoño de estas galias interiores es esto, zampamiento celebrado, cuenta dada a la cosecha, forramiento de grasa al riñón como hacen los osos para nutrir su letargo invernal, mucha peña y fritanga. En otoño vuelve a reinar la cuchara tras el interminable rosario de esas ensaladas veraniegas con más colorines que la capa recamada de un dux veneciano. Viva el pote y sus patatas, viva la perdiz con berza estofada. El otoño pide recogerse y acogerse a buen plato. Y aquí es cuando rebullen en la memoria los recuerdos de esas estancias de fonda familiar, mesón casero, sitios de comer donde uno entra saludando y dando besos porque aquello es también, amén de mesa, clima nuestro y doméstico, vieja estampa de críos, abuelos o parentela que ayuda a las artes del condumio y al servir. Así era el viejo mesón de Zacarías en Valdelafuente o aquella casa Teo de San Andrés de feliz recordación. Estos negocios familiares con su clima acogedor van camino de la extinción y uno está obligado a la mención antes de que esas gastronomías difuntas nos exijan el reconocimiento a pie de fosa. Anoto a vuelapluma las que me vienen al dato sabiendo que pecaré de olvidos; sitios donde vive el raro binomio de «plato y trato», lema que dimos a Divi y lo honra. Recuerda: Casa Amador en Getino, Honrado en Barrio de Nuestra Señora, Enrique en Villafeliz de Babia, Luisón en Villaobispo, Mari y Enrique en Busdongo, Casa Blas en Boñar, Casa Marcelo en Mansilla (ahora que vienen san martines bacaladeros), Prada en Canedo con su caldo de vendimias... Tienen buen trato estofado.

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