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CRÉMER CONTRA CRÉMER

Contra la violencia... femenina

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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Me doy cuenta perfecta de que mi periscopio debiera interesarse por recoger escenas, situaciones y hasta personajes que sin duda tienen más entidad social, política y cultural que la curiosa aventura de la que son también protagonistas, aunque menos, esa pareja abulense, vecinos del pueblecito nostálgico e histórico de Navas del Marqués, que han dado lugar a la intervención de la Guardia Civil caminera. Y es que la sentimental pareja de esta historia se ha proyectado en la pantalla justamente todo lo contrario de que lo que viene a ser el suceso de cada día: esta vez, en este caso, en aquesta circunstancia, la que ha acosado, perseguido, vejado e insultado ha sido la señora, no el macho. Contra la valerosa protagonista, que responde -si se le llama, claro- a las iniciales de R.P.T., de treinta y tres años de edad, han sido solicitados medidas de alejamiento, dado que la señora, en momentos de exaltación nada amorosa suele cercar al compañero, como la «mantis religiosa», y este el compañero, que debe ser hombre de paz y de paciencia, dice que no le puede soportar y que solicita del bondadoso corazón de la autoridad competente que se sirva vigilar a su consorte porque, repite, ésta, en lugar de amarle y cuidarle, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte les separe, parece más bien dispuesta a acortar el plazo terminal mediante procedimientos nada amorosos. La pareja en pleito tiene una hija, concebida y realizada a medias y el infeliz perseguido demanda protección. Tenidos en cuenta estos datos y algún antecedente la doña R.P.T. fue detenida y puesta a disposición judicial. Parece el episodio texto para un cómic, y no es eso, no es eso. Y es lógico que el género masculino y aún el neutro se escandalice y se alarme, porque si el procedimiento de la muy señora nuestra y menos señora de su compañero, proliferase y siguiendo el ejemplo de la irascible abulense se produjera la costumbre de romper el vínculo y destrozar al varón pacífico, tendríamos de hecho otra declaración de guerra entre bandos enemigos. El Excmo. Señor Don Francisco Ayala, escritor, académico y ganador de premio que le acreditan como miembro importante del género humano, convencido de que no es por supuesto éste el modo de conseguir la paz familiar ni por supuesto el entendimiento entre los géneros, escribe alarmado en el ABC, que es como el Boletín Oficial de la Opinión Pública Española: «Espero que no haya en un futuro que hacer una nueva Ley en defensa ahora del débil varón contra la violencia femenina». Porque si esto se repitiera, si las apacibles y maravillosas señoras nuestras rompieran los lazos de seda que las han mantenido durante siglos unidas al mísero varón/triste y bonachón/ víctima segura de una desunión, se produciría inevitablemente una hecatombe tan bíblica como las hogueras de Sodoma y Gomorra. Y eso se produce cuando pensábamos que estábamos cercando y reduciendo a cenizas los barbarismos del macho cabrío. La mujer tiene derecho a todos los respetos, pero ¡coña!, sin reducir al hombre a la triste condición de borrego degollado. Dicen los señores de la Junta Episcopal y los no menos señores de la Junta de Castilla y León, que donde no hay harina todo es mohina. ¿Será esto lo que nos suceda a los españolitos, que no tenemos harinas y todo son tortas?