Diario de León

Sírveme despacio, que tengo prisa

Gustavo Ferreras, del bar El Flechazo, se proclama vencedor de la carrera de camareros organizada por la Asociación de Hosteleros del Barrio Húmedo, en honor a San Martín

León

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De momento, no está institucionalizada la propina por pronto servicio, pero aún así la hubieran perdido. En el cuarto de hora largo que se retrasó el inicio del tema, se hubieran enfriado los cafés, se habría pasado el arroz (el de la paella, el otro, depende de casos particulares y edades) y multitud de pequeñas desgracias alternativas que pueden llegar a cocerse delante y detrás de la barra de un bar. Pero no. Lo de ayer era una mezcla de eficiencia y atletismo, de la que el mejor parado resultó ser Gustavo Ferreras, que como si tuviera que servir una ración de patatas en «El Flechazo» resultó ser el más rápido de los 18 participantes en la carrera de camareros organizada por la Asociación de Hosteleros del Barrio Húmedo, que como hoy es San Martín, pues tomaron prestada la plaza ayer para organizar una competición simpática. La pajarita de plata (no existe aún tal premio, pero no estaría de más crearlo) y el segundo puesto lo firmó Jorge González («La Sede») y en el puesto del bronce terminó Jorge Giganto («El Llar»). Ida y vuelta El tema consistía en cubrir lo más rápido posible, pero derramando el mínimo líquido factible, un recorrido con salida en un extremo de la plaza, parada intermedia con chicane y mínimo alto en una silla, llegada hasta el extremo y vuelta a la salida, a ser posible antes que el de al lado, más que nada, porque el asunto se fue decidiendo por eliminatorias y ya se sabe lo que dicen del último. Como todo en la vida, los viejos y los pellejos no andaban muy lejos. No por cosa del DNI, sino por experiencia. Los primeros participantes se dieron mucho a lo de tener cuidado de no arramar (¡Viva lo castizo!) más agua de la debida, y cubrieron el recorrido casi a pasito de pitiminí. A la vista de que el secreto estaba en la velocidad y no en la masa (además, esos son de otro gremio) en un santiamén, el tiempo empezó a mejorar (el del reloj, que el otro, entre el viento y el frío, no hubo cristiano que lo aguantara toda la mañana) y al final, terminaron ganando los más rápidos, que es una cosa que pasa muy a menudo... Dos vasos de agua y una botella, mucha pericia y ganas de reir. Elementos fundamentales para hacer completa una mañana-tarde de buen ánimo, porque lo importantes debe ser participar, según los puristas. Raimundo Alonso, «Mundi» el de El Infierno, para la gente de la profesión, presidente del colectivo, disfrutó lo suyo y tuvo que hacer a la vez funciones de speaker. A todo camarero le llega su San Martín, ya se sabe. ¿O no era así? Bueno... eso que, todo muy bien. El año que viene, más.

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